domingo, 28 de diciembre de 2008

SANTOS INOCENTES


Era un ángel molinero.
Saltaba, corría y dormía,
siempre, mientras con esmero,
todo el bien sobre sus espaldas mecía.

Acariciaba, besaba y susurraba,
gritaba, pinchaba y gruñía,
mas su corona brillaba,
por todo el amor que ofrecía.

"¡Tierno diablillo!", decíanle de niño.
"¡Amarga flor!", le reprochaban sus dioses.
"Déjenme entretener a mis aves,
que con mis alas aliviaré su frío",
replica ahora Pícaro.

Javier de Matrice

Versos dedicados a todos aquellos que, aun siendo adultos, todavía conservan la travesura e inocencia de la niñez.

domingo, 21 de diciembre de 2008

ORO MAGNÉTICO

Tendré que pensarme si el año que viene podré viajar en transporte público. No me ha tocado la lotería. Sí, mi gozo en bombos lacrados. El año que viene tendré que viajar en coche. En mi mecherito. Porque viajar en tren y metro será ya cosa imposible. Enero nos dará la bienvenida con un incremento medio del abono transporte del 5,75%. 30 euros anuales más para los del A normal, y cerca de 40 euros para los del B2. Por no hablar de los más de 44 eurazos añadidos que deberán ir ahorrando los del B3 -adulto- para poder desplazarse a sus trabajos en 2009. Pero nosotros, ni mu. Qué más da que nos flagelen un poquito más. Con tal de dar la razón a esos anuncios visionarios que nos recordaban que nuestro metro vuela, lo que sea. Antes primaba lo simbólico, y quizás lo exagerado, a la hora de definir un servicio que aunaba rapidez, alcance y sostenibilidad. Pero ahora sí que estamos en lo cierto al decir que nuestro suburbano volará. Porque sólo unos cuantos podrán costearse ese lujo. Adiós a las “sardinitas humanas” enlatadas, a andenes de procesión y a axilas folclóricas. Hasta siempre a subidas bajo presión, a aerofagias clandestinas y a tertulias de marujillas chillonas. A canciones ratoneras de excéntricos celulares y a incidentes ocasionados “por causas ajenas”. Bienvenidos a la aportación medioambiental, a la potencialidad de atascos por doquier fomentados por un combustible cada vez más barato. Recordemos que el pasado 18 de diciembre el litro de gasolina bajó a 86 céntimos de euro, la marca más parecida a los 85, 2 céntimos de enero de 2005. Una tendencia al abaratamiento que también siguen los precios del gasóleo, a 88,9 céntimos el litro el pasado jueves. Con tales condiciones más de uno se pensará un cambio hacia el viaje a cuatro ruedas, pese a que este volantazo no esté muy aparejado con los objetivos medioambientales que se proponen desde Europa. Flaco favor le haremos así al paquete de medidas contra el cambio climático que aprobó hace una semana la Eurocámara, compromiso que -para el 2020- plantea recortes del 20% en las emisiones de CO2 (tomándose como referencia los niveles de 1990). Ya el pasado 17 de septiembre, tras un agosto que infló significativamente los precios del transporte en Madrid, un lector de ADN, Roberto Pérez, propuso en la sección Xpresate de este diario gratuito un “abono transporte en función de la renta”. “¿Para cuándo un abono que no vaya en función de la edad, sino del sueldo de cada uno?”, protestaba Roberto. Sensatas palabras si recordamos que, desde el 2003, el transporte en nuestra región ha subido más del doble que los salarios. El pobre, por lo tanto, sigue siendo pobre. Y el medio para desplazarnos a nuestra factoría del pan se encarece. Así que, de próspero año nuevo, nada de nada. Buena es la noticia de que aparezcan nuevos billetes: la rebaja del 20% para quienes tengan una minusvalía igual o superior al 65%, o el combinado, que permitirá ahorrar a los que, además de ser usuarios de Metro, viajen por Metrosur, Metroligero o Metronorte . Pero estas facilidades ya deberían de haberse ofrecido antes, desde un principio. Dulces de consuelo. Eso es lo que son. Respondamos. Manifestémonos. Lo social y lo humano siempre han de ir por delante de toda decisión económica que asfixie airosamente nuestra calidad de vida, le pese a quien le pese. Reculó Gallardón con su prohibición del hombre-anuncio. Brilló el Parlamento Europeo con la derrota de la directiva de las 65 horas semanales (¡Un brindis por el eurodiputado socialista Alejandro Cercas, artífice de esta defensa del derecho laboral!). ¿Debemos dejar, pues, que asalten nuestros bolsillos de esta manera? ¿A qué clavo ardiendo se agarrarán de nuevo dentro de unos meses para subir el precio de nuestros cupones mensuales? ¿A la subida del agua? Javier de Matrice.

domingo, 14 de diciembre de 2008

BUENAS COMPAÑÍAS

Con la crisis parece haber bajado un poco la fiebre del perro complemento. Y eso sí que me alivia. Ya estaba harto de pasarelas de canes iguales. De modas pasajeras que, a mi modo de ver, eclipsaban el principal aporte de este animal de cuatro patas: su fiel compañía. Aún recuerdo el deseo inicial de casi todo hijo de vecino por adquirir un pastor alemán. Después vino la invasión del pekinés. Luego el auge de las peluquerías caninas, con el consiguiente debut de rulos de colores para los más repollos: el caniche, el coker y el yorkshire. Imposible olvidar también la tendencia a la compra de huskies siberianos a mediados de los 90, o el aporte tonificador y controvertido de las razas pitbull o dobermann, veneradas por algunos jóvenes hasta hace bien poco. Pero ahora lo más inn viene de la mano de los bulldog -franceses o ingleses-, perros pequeñitos que roncan como cien gañanes juntos. Por no hablar del labrador, el can estratégico por excelencia. Habrá a quienes les guste por cuestiones de estética, pero la necesidad de un reconocimiento externo está latente en muchos de los propietarios de este perro. En este sentido, lamentables me parecen las escenas tragicómicas que provocan unos vecinos míos, muy dados a pasear con su bebé acompañados de un labrador. “¡Cómo ha crecido! ¡Qué bonito que es!”, le dicen siempre a mi vecina. Pero lo patético es que se lo dicen al cachorro, no a su hija. Y así, día tras día. Suerte que la niña aún no entiende nada de lo que escucha. De lo contrario, su cita con un psicólogo ya la tendría apalabrada. Pero la recesión aprieta, y ya ochocientos o mil euros van pesando mucho a la hora de comprar un cachorro. Estupendo, sin duda. Ya va siendo hora de que comience a primar lo funcional en la adquisición de un animal de compañía, más aún cuando hay miles de perros abandonados en busca de una caricia. Este es el mensaje que se ha venido lanzando estos días desde las distintas protectoras de animales de nuestro país. Es el caso de El Refugio y muchos de sus voluntarios, que el pasado 8 de diciembre se manifestaron en la madrileña Puerta del Sol pidiendo que estas navidades, en lugar de comprarlas, regalemos mascotas adoptadas. Lo mismo perseguía este fin de semana la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA) en el centro comercial La Vaguada (Madrid) con la búsqueda de unos dueños para una veintena de sus perros. Labor encomiable. Es más, ambas organizaciones, además de fomentar la adopción, han sacado a la venta multitud de productos navideños (llaveros, calendarios, tarjetas de felicitación, material escolar, bolsos, joyas, lotería…) con el propósito de recaudar fondos para estos animales huérfanos de cariño humano. Que son muchos. El pasado 10 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Derechos de los Animales, mayor motivo aún para recordar que todo animal tiene derecho a la vida y a una segunda oportunidad. Y a terceras e infinitas. Hagan el favor: estos reyes no compren mascotas. Regalen o adquieran animales adoptados. Javier de Matrice.

domingo, 7 de diciembre de 2008

LADRONES DE CUENTOS

La caridad engalana sus auténticas necesidades. Al menos esto es lo que pienso cuando descubro que hay mendigos que alquilan niños por 20 euros para que sus cepillos, a lo largo del mes, suenen más. Y tanto que más: 1.200 euros con niños en sus regazos y 800 los que piden a solas. Por no hablar de quienes estafan con supuestas asociaciones benéficas e ingresan cerca de 1.500 euros mensuales. Y muchas veces son menores los que piden la rúbrica, para más inri. Ladrones de infancias son, sin recurso alguno, todos estos desalmados que explotan a sus hijos. Robavidas también quienes pagan por llevar llantos de frío en sus brazos. Me quedo de piedra cuando me informan de esta realidad. La pobreza no debería justificar nunca estas penosas escenas. Porque a un niño hay que enseñarle el camino correcto. Las rúas de las acciones bien hechas. Jamás habrá que guiarles por sendas fuera de ley si lo que se pretende es una nueva vida para ellos. Quizás esté nadando sobre el sólido terreno de culturas foráneas poco flexibles. Pero mi ideario sólo proyecta en mis entendederas imágenes navideñas de niños con ojos sonrientes, no las de bebés y adolescentes trabajando por activa o por pasiva. En Navidad, y durante el resto del año, los niños deben vivir al máximo lo que les brinda el momento, tanto lo experimentable como lo imaginable -que es menos costoso-. Estas fiestas son para hacer sentir a los más pequeños la tradición. Bien sea oyendo baladas pastoriles a ritmo de panderetas o palmoteo. O bien saboreando el calor y humo que avivan las castañeras. Porque es en Navidad cuando, gracias a la iluminación callejera, los niños descubren el sentido de los colores. Cuando aprenden que el rojo de las bombillas es el mismo que el de los volantes gitanos sevillanos, aquél mismo con el que pintarán corazones asfixiados por el yugo de Cupido. Cuando descubren que el verde de aquellas lámparas que tintinean con el viento es el mismo que el de los mantos de labriego jienenses, o el de los senderos de la hospitalidad extremeña. Por no hablar del azul, todo un antecedente de sus paseos futuros sobre puertos gaditanos o atardeceres en El Ferrol. Y del violeta, el color del caramelo madrileño más castizo. O el de la flor del azafrán de Consuegra, todo un ejemplo de que poco también puede ser mucho si le sabemos sacar partido. Al alcance de todos está, pues, bailar al son de la vieja organillera, huir de las diabólicas máscaras de la plaza de Santa Cruz, y cabalgar sobre el equino de Carlos III. Todos ellos, regalos de duendes chisperos. De hadas hilanderas que pincharían con sus agujas –con mucho odio- las manos del explotador infantil y las de sus interesados. Desde mi tribuna denuncio así la barbarie del insensato, como también –y tan bien- lo hizo ya Natividad Cepeda, colaboradora de El Periódico del Común de La Mancha, el pasado mes de noviembre en esta publicación ciudadrealeña (artículo ¿Quién negocia con el llanto silencioso de los niños?): “Charles Dickens-por citar un escritor universal- en sus novelas denuncia la infancia maltratada y explotada, además de los excesos de la sociedad de su tiempo. Juan Ramón Jiménez, en las páginas de Platero, hace desfilar niños con penurias y tristezas, y la fotografía narrativa de una sociedad rural con valores y contravalores entrelazados. En los cuentos infantiles recogidos oralmente por autores europeos, el abandono de los niños como en La casita de chocolate y en Pulgarcito, nos los describen. Y José María Sánchez Silva en Marcelino Pan y Vino, muestra al bebé dejado en la puerta de un convento. Niños que lloran y sufren en sociedades diversas con saltos de siglos, pero con el mismo llanto. Niños que hoy además son ultrajados, vejados, asesinados y utilizados para satisfacer bajas pasiones de seres depravados. Niños desaparecidos, perdidos por esos mundos inhóspitos donde la vanidad y el lujo priman el mérito de los codiciosos. Niños que sólo son cifras desvanecidas en los medios informativos cuando pasan unos meses y nadie sabe dar cuenta de ellos”. Certeras palabras, estimada Natividad. Basta ya de comerciar con el bienestar y la salud de los niños. El único trabajo que nuestros pequeños han de desempeñar es el de dar de comer a los camellos de los Reyes Magos. Y el de soñar con cuentos. Así nos lo enseñaron nuestros padres y abuelos. Javier de Matrice.

domingo, 30 de noviembre de 2008

¡SOS!

Nos asusta en extremo el raquitismo que pueda provocar la Navidad en nuestras cuentas bancarias. O no disponer del dinero suficiente para poder huir de las repetidas -hasta la saciedad- reposiciones televisivas sobre reyes magos, hijos, padres, espíritus santos y hombres con barba blanca poseidos por risas afónicas. Nos gusta la pandereta, para qué negarlo. Y si está acompañada con el mejor cava, este año servido por Gemma Mengual y sus compañeras, mejor que mejor. Pero parecemos ignorar lo que ocurre de puertas hacia fuera. El daño que podemos causar a nuestro medio ambiente con aquellas costumbres y usos que tienen el confort y el adorno como base o aval. La nocividad, en definitiva, del consumo de plásticos, multiplicado hasta límites desconsiderables durante estas fechas: envoltorios de cestas, regalos y artículos de decoración, embalajes de productos perecederos y envíos especiales, bolsas de tiendas de alimentación, moda o complementos, etc. ¿Hasta cuándo el sinsentido de tanto plástico contaminante? Suerte que ya hay lugares en nuestro país que luchan por poner fin a las bolsas no- biodegradables. A la vanguardia de estos rincones está -como siempre- Cataluña, cuyo parlamento pretende dar luz verde en el último pleno del año a una enmienda a los presupuestos autonómicos que prohíba a tiendas y centros comerciales el reparto gratuito de este tipo de bolsas desde el 2009. Se persigue con ello la reducción de su consumo en un 30%, con vistas a un descenso del 50% en 2012, retos similares a los que ya planteó el Ministerio de Medio Ambiente en el borrador del Plan Nacional Integrado de Residuos, dado a conocer en enero del presente año. El documento elaborado por el Gobierno central establecía una reducción -en el uso de bolsas- del 50% para el 2010, fijándose para el 2015 un descenso del 70%. Esperemos que, en este sentido, nuestro país no reproduzca el camino que está siguiendo con Kioto, pues, según el Informe de gases de efecto invernadero 2007 presentado a principios del mes de noviembre por Comisiones Obreras, España emite un 37% más de lo acordado en el protocolo de referencia para luchar contra el cambio climático. Pero, aunque sea sobre terrenos bastante sólidos, esto sólo son previsiones de futuro. De momento, hay ciudades en las que han surgido buenas iniciativas de concienciación. Es el caso de Tarrasa, donde los panaderos han enviado a cada hogar una bolsa de tela sin coste alguno para el destinatario. O de una cadena de supermercados de Cataluña que viene descontando dos céntimos -por cada diez euros de compra- a aquellos clientes que decidan prescindir de bolsa. O de Galicia, que el pasado 25 de septiembre repartió en las puertas de los comercios miles de bolsas biodegradables. Todo esto mientras en una conocida cadena de hipermercados presente en casi todas las ciudades de España cobran por adquirir este material elaborado a base de almidón de patata. ¿Es lógico que haya que pagar para poder ser respetuoso con nuestro entorno natural? ¿No debería ser –en el peor de los casos- al revés? A buen puerto hemos ido a parar. Sobre todo si nos medimos con Bangladesh, que impone grandes sanciones a todo aquel que porte bolsas de plástico, con Zanzibar (Tanzania), que prohíbe la producción y exportación de este producto contaminante, multando también a quienes incumplen la normativa, o con la mismísima ciudad de San Francisco ( EE UU), en cuyos grandes supermercados está vetada la bolsa no-biodegradable. Aunque las comparaciones sean odiosas, debemos dar solución al uso abusivo de unas bolsas que tardan décadas en descomponerse. Para revitalizar la importancia de una reflexión que nos lleve a un compromiso absolutamente necesario con el cuidado de nuestro medio ambiente, basta con recordar que en España gastamos unos 10.000 millones de bolsas de plástico al año, generando así anualmente unas 100.000 toneladas de este tipo de desecho. Si a esto le añadimos que el 80% de los más de 6, 5 millones de toneladas de basura que acaban cada año en el mar son plástico; que, según datos de Greenpeace, en nuestra costa mediterránea, así como en la francesa e italiana, hay más de 1.900 unidades de este material por kilómetro cuadrado –los océanos, vistos así, son auténticos vertederos-; y, finalmente, que hay más de 267 especies marinas, entre fauna y flora, afectadas por los vertidos plásticos, entre ellas las tortugas bobas, que en ocasiones mueren ahogadas al confundirlos con las medusas con las que se alimentan, ¿ no piensan que las bolsas de tela son la mejor alternativa a este desbordamiento de basura, emisora de metano en el caso de los vertederos al aire libre? Lejos quedan las bolsas de ganchillo tejidas por nuestras abuelas, los bolsos de textil plástico con anillas metálicas- más modernos- que podían durar años y años, o el golpeteo de las ruedas de los carros de compra en las escaleras comunitarias. Hoy predominan las compras en coche. Parceladas por bolsas y bolsas de plástico. En ocasiones, dos o tres si compramos pescado. Mucha cabeza, reciclaje y demandas de intervención política son las tres únicas soluciones al alcance de nuestras manos. Actuemos desde ya mismo. De lo contrario, terminaremos invadidos, no por clones o personajes ficticios de sagas de cine, sino por auténticas heces plásticas. Por Javier de Matrice.

domingo, 23 de noviembre de 2008

NO ESTÁ DE MODA PRACTICAR SEXO

Absurda me parecía la letra de esta canción interpretada por un grupo musical andaluz del que poco después emergió la actriz Gala Évora. Antes no tenía sentido el título de este tema, pero hoy en día sí. Es ahora cuando no se lleva practicar sexo. Bien porque nuestra salud y algunos estafadores nos lo impiden. O bien porque nos lo desaconseja una ridícula guía repartida hasta hace pocos días en algunas consultas del hospital Carlos III de Madrid. “Actitudes que sólo persiguen la satisfacción personal del instinto sexual, como la búsqueda del placer con uno mismo (masturbación) o con otra persona, suelen deteriorar la grandeza de la sexualidad humana”, informaba el impreso editado por la Fundación Investigación y Educación en Sida: Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas. Recetas condimentadas por la moral más rancia, probablemente con reminiscencias directas del catolicismo más exacerbado, no era sino la materia prima de esta guía que aconsejaba castidad frente al sida. Cuestionando la eficacia de los preservativos y repartiendo latigazos reprobadores contra el colectivo homosexual: “La homosexualidad se asocia con mayor frecuencia al contagio de enfermedades de transmisión sexual y trastornos mentales. Aunque hay que ser comprensivo e intentar ayudar a las personas con hábitos homosexuales, en lo posible hay que ayudarles a solucionar su alteración conductual”, subrayaba el polémico documento, fundamentado en estudios científicos. Al menos eso dicen. Mas cuestiono las adoctrinantes lecciones de castidad y fidelidad de la guía cuando recuerdo que, según la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida, el 50% de los nuevos casos de infección por VIH parte de contactos entre heterosexuales, el 25% tiene su origen en relaciones entre homosexuales, y el 12% en el intercambio de utensilios contaminados. También cuando constato que, según un estudio de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia presentado el pasado 17 de septiembre en Barcelona, cuatro de cada diez mujeres de entre 15 y 50 años mantiene sexo sin protección. Y cuando descubro que, según datos de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, 18. 000 adolescentes se quedan embarazadas cada año en nuestro país. Cierto puede ser que cuando se mantienen relaciones bajo la influencia del alcohol y de las drogas aumente la posibilidad de no percibir deslizamientos ocasionales del condón. Pero estos hechos puntuales, unidos a la inexperiencia de los principiantes a la hora de enfundarse sus profilácticos, no justifican una atemorizadora y utópica castidad hasta la unión fiel- utopía para los religiosos, por supuesto-. La solución pasa por una mejor información y por el fácil acceso a los métodos de prevención, no por la prohibición, que no sería sino la causante de un mayor número de trastornos mentales. "Todo deseo estancado es un veneno", decía el novelista André Maurois. “Nos parece intolerable que en las consultas del Servicio de Enfermedades Infecciosas de este hospital (Carlos III) se proporcione a los pacientes un folleto cuya información contiene una considerable carga ideológica. En esta publicación se realizan afirmaciones que van en contra del conocimiento científico actual, son homófonas y culpabilizan y discriminan a las personas con VIH. Está comprobado que este tipo de actitudes, además de menoscabar el respeto y consideración que merece cualquier paciente, favorecen la expansión de la pandemia de VIH. Es más, tras una larga y fructífera historia de investigación y avance en la prevención del VIH y el sida, arrojar dudas sobre la eficacia y efectividad del preservativo desde un servicio sanitario público es un acto de irresponsabilidad que afecta a la salud pública”, escribía en una carta al director de El País -publicada el 20 de noviembre de 2008- Tomás Hernández Fernández, vicepresidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública y médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Queda claro, pues, que los autores de esta guía deberían emplear también profilácticos en su verborrea y pluma. Precisamente alguno de aquellos preservativos que muchos españoles no pueden utilizar debido a la disfunción eréctil que padecen. Plausible en este sentido la noticia del desmantelamiento en Murcia -el pasado 17 de noviembre- de una red dedicada a la venta en Internet de comprimidos falsificados de Viagra y otros medicamentos con similares “efectos”. ¿Cómo es posible que todavía haya quienes desconozcan que la ley en nuestro país sólo permite vender medicamentos en farmacias? ¿Es la vergüenza de quienes sufren este tipo de disfunción lo que les lleva a comprar Viagra por la red? Quizás merezca recordar que el 62% de los medicamentos que se compran por Internet son falsos o no siguen los parámetros de calidad requeridos. Por no hablar de salubridad. ¿Es acaso una casa de campo rodeada de excrementos de perros y gatos -como la desmantelada en Puerto Lumbreras, Murcia- el mejor almacén para soluciones médicas? Es más, cabe apreciar que aunque en este caso los medicamentos sólo contenían el 68% del principio activo, en ocasiones se ha llegado a alterar la composición de los comprimidos hasta límites de gran peligrosidad, llegando a venderse pastillas cuya dosis era tres veces superior a la “indicada”, así como unidades que contenían éxtasis o anfetaminas. Me uno de esta manera a aquellos profesionales que demandan una revisión del Código Penal que permita equiparar el delito de falsificación de medicamentos al de drogas duras, endureciéndose así las penas hasta los nueve años. Recordemos que en nuestro país la vía penal castiga esta tipología de delito con entre tres meses y cuatro años y medio de prisión, así como con una sanción límite de 220.000 euros. Insuficiente condena tratándose de atentados contra la Salud, nuestro bien más preciado. Sea por unos u otros motivos, lo que queda claro es que no hay día en que no se intente obstaculizar o dificultar una de nuestras prácticas más sanas y recomendables (con precaución): el sexo. Javier de Matrice

domingo, 16 de noviembre de 2008

DIVORCIADOS

Días atrás el cartel de esta foto decoraba vallas, paredes y farolas en la zona RENFE de la localidad madrileña donde resido. “Sé el dolor que te he causado y que estás pasando. Lo siento en el alma. Sólo decirte, PJ, perdóname algún día”, gritaban las hojas. La gente que se desplazaba a sus trabajos las leía. Sus caras moldeaban expresiones difíciles de decodificar. Quizás sólo las mentes expertas diseñaban gestos de conocimiento. De una resignación aleccionadora que les resultaba muy común. Pero a mí el escrito me hacía reflexionar sobre sus dimensiones públicas. Me preguntaba por qué se pretendía hacer público un mensaje y no hacer explícitos el nombre y apellidos del destinatario. ¿No hubiese sido más fácil enviárselo por carta a la persona interesada y a los conocedores de la historia? El emisor hubiera evitado así el desconcierto de los viandantes, el esfuerzo de los empleados de limpieza en despegar los carteles –les informo de que había uno por cada cinco palmos-, y la manifestación de un acto cobarde que contaba con la confidencialidad como salvadora. Pero detrás de este mensaje cuasi- público posiblemente haya una realidad que nos atañe a todos: la de las separaciones. Según datos de la publicación Mujeres y Hombres 2008, del Instituto Nacional de Estadística, la duración media de los matrimonios que se disuelven en nuestro país es de 15 años. Si a esto le añadimos que por cada cinco parejas que se casan en la Comunidad de Madrid se terminan separando cuatro, y que, según datos del Consejo General del Poder Judicial, en los dos primeros trimestres del presente año se rompieron más de 9.500 matrimonios en nuestra región (54 matrimonios de media al día), para nada debería extrañarnos este mensaje. Además de recibir estos datos, acostumbrados parecemos estar ya a oír hablar de la rutina de la vida en pareja, el egoísmo, la infidelidad, los matrimonios de conveniencia, los malos tratos, y las dificultades para conciliar trabajo y vida familiar. Y muy habituados estamos ya a consumir películas que retratan la desdicha de las relaciones de pareja. Véanse por ejemplo las recién estrenadas Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes, y Que parezca un accidente, de Gerardo Herrero. Pero lo que sí nos sorprende, y muy gratamente, es que con la crisis económica como espada de Damocles haya gente que ponga fin a convivencias tortuosas e infelices. Porque la recesión actúa hoy como amputadora de libertades. Si antes la Religión unía las parejas, ahora es el euro el que las ata. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el año pasado rompieron más de 137. 000 parejas, un 5, 8% menos que en 2006. Por otra parte, durante el primer trimestre de este año el número de rupturas matrimoniales cayó un 22%. Las cifras demuestran sin miedo al error que con la crisis está disminuyendo el número de divorcios. Seguramente influyan en este hecho las dificultades que tienen los futuros nuevos solteros para pagar la hipoteca o hacer frente a nuevos gastos. Quizás también el que se propongan menos salidas vacacionales, disminuyendo así el número de horas de convivencia pura y dura que experimenta el matrimonio. Tal y como apuntaba Rafael Puyol, de la Fundación Instituto de Empresa, en su columna del diario ABC el pasado 7 de octubre, “el divorcio Express se puede obtener por poco menos de 600 euros, pero genera gastos, especialmente en el caso de las familias que, cuando se rompen, tienen hijos. El pago del cuidado y la educación de los niños, el de la hipoteca, que no entiende de rupturas matrimoniales, o el de un nuevo domicilio para el cónyuge que se ha ido de casa, normalmente el marido, genera desembolsos difíciles de afrontar”. Visto lo visto, aún me extraña que los que han sufrido el martirio de un matrimonio mal avenido no hayan escogido el 28 de agosto, día de San Agustín, como fecha conmemorativa de su nuevo estado civil. Porque a gusto es como se habrán quedado si eran sus ganas las de divorciarse. Javier de Matrice.

domingo, 9 de noviembre de 2008

EPÍSTOLA AL JUEZ GARZÓN


Estimado juez Baltasar Garzón:

Lo suyo es una carrera de obstáculos. Incluso estando de baja médica debe sortear las barreras que le ponen sus propios compañeros. ¡Dónde quedaron los detalles: los bombones, las flores…! Ahora lo que hay es un stop temporal promovido por la Fiscalía, no por su propia salud. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional se agarró el pasado viernes 7 de noviembre a la noción de urgencia recogida en el párrafo segundo del artículo 22 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para frenar la apertura de fosas que usted tenía anotadas en su agenda. “Mientras no recaiga decisión (sobre la competencia), cada uno de los jueces instructores seguirá practicando las diligencias necesarias para comprobar el delito y aquellas otras que considere de reconocida urgencia”, reza el artículo aplicado por el tribunal. Anonadado me quedo. Se suspenden cautelarmente los trabajos autorizados por usted y por su suplente -el juez Santiago Pedraz- en materia de exhumaciones a la espera de que se dictamine si es competente para instruir e investigar lo que algunos consideramos que deberían tomarse como crímenes contra la Humanidad: los asesinatos múltiples y programados, torturas y enterramientos forzosos cometidos durante la Guerra Civil Española y el franquismo. Se habla de que no son tareas urgentes. Desconozco su postura, pero creo que estará de acuerdo conmigo en considerar que la celebración del pleno tampoco era muy urgente, pues la decisión de 10 de los 15 magistrados presentes en la reunión de urgencia sólo afecta de manera inmediata a la fosa en la que “descansa” Federico García Lorca (Alfácar, Granada), a otra de La Serna (Madrid), y a la fosa de un columbario del Valle de los Caídos. De hecho, curioso me resulta que la Fiscalía solicite la paralización de exhumaciones justo después de que el juez Pedraz permitiera estos días de atrás la apertura de seis nuevos enterramientos. ¿No había ya autorizado usted la apertura de 19 fosas en el auto en el que se consideraba competente, fechado a día de 16 de octubre de 2008? ¿Ahora nos pueden las prisas? Perplejo también me deja que en el pleno se señalase que estas exhumaciones podrían causar “perjuicios irreversibles de difícil reparación” si a usted no le compete la investigación. ¿Perjuicios a quién? ¿A los familiares de los ocho fusilados en 1936 y enterrados en 1968 en el mausoleo madrileño sin el consentimiento de los suyos? ¿A decenas de hermanos, hijos y nietos que quieren dar digna sepultura a los huesos de quienes ocupan el principal vacío que reflejan sus miradas? ¿A la nieta de un maestro granadino que lleva tiempo buscando precisamente eso: la libre disposición de los huesos de su abuelo? Más aún me sorprende leer en la edición de La Razón del sábado 8 de noviembre (editorial Una decisión ajustada a derecho) que “han actuado acertadamente los magistrados de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional al subsanar una anomalía procesal…”, refiriéndose con ello a su proceder jurídico. ¿Opinan lo mismo las partes personadas en la causa, en concreto las asociaciones denunciantes? Mucho lo dudo cuando puede comprobarse que inmediatamente manifestaron su malestar por no ser informados de esta estimación que tiene sus raíces en una disconformidad del Ministerio Público avalada por la Ley de Amnistía de 1977, norma que por otra parte de buen gusto bien podría derogarse por ser contraria a Convención de Derechos Políticos y Civiles de 1966, ratificada por España en julio de 1977. “Creo que fue una de las claves de la transición. Las circunstancias no eran precisamente ideales: los franquistas tenían el poder y los medios de represión. La oposición tenía la capacidad de movilización en las calles, pero ellos tenían los aparatos de represión. Los dos lados eran débiles, y se vieron obligados a pactar”, manifestaba el historiador José Álvarez Junco al hablar del acuerdo del 77 en una entrevista publicada en El País el 14 de septiembre de 2008. Aunque necesario para el desarrollo de nuestra transición democrática, quizás hoy deberíamos centrarnos en la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, en la “cláusula Martens”, que tipificaba como delito los abusos de vencedores sobre vencidos, y en la legislación internacional sobre Derechos Humanos, que, como bien recalcó el analista José Yoldi en El País el pasado 8 de septiembre (en su artículo La justicia de los vencidos), "reconoce que las desapariciones forzosas constituyen un delito permanente mientras las víctimas continúen en paradero desconocido”. Expresada mi opinión, también me gustaría comunicarle mi desacuerdo con algunos juicios o calificativos que el desarrollo de su labor está generando en diversos medios que se alejan del pensamiento de izquierdas. Todos ellos vertidos hacia su persona o empresa. Algunos han señalado que tiene cierto afán populista. Otro conocido historiador ha señalado también que “no necesitamos ningún juez que decida qué es la Historia” o que usted “está convirtiendo España en un tanatorio”. Despropósitos, estimado juez. Lo que ocurre es que usted ejercita su trabajo, que es el de juzgar. Olvidan estos generadores de polémica que cuando solicitó información sobre las víctimas de esta enterrada historia -a la Conferencia Episcopal, al Archivo General de la Administración, al abad del Valle de los Caídos, a los alcaldes de diversas ciudades, etc.-, detrás se hallaban, entre otras, las denuncias de 13 asociaciones para la recuperación de la memoria histórica. Esperaré impaciente el fallo que ponga de manifiesto su competencia para continuar con la investigación. En primer lugar, porque pienso que el juzgado número 5 de la Audiencia Nacional está haciendo mucho por los familiares de las víctimas de la brutalidad, intolerancia o arbitrio franquista. Por otro lado, porque considero que las exhumaciones no reabren heridas, sino que las cierra. Para ello me revisto con la profesionalidad de Guillermo Fouce, profesor de la Universidad Carlos III y Coordinador de Psicólogos sin fronteras, que, tal y como señalaba en el diario Público el pasado 18 de septiembre en su artículo La memoria histórica cierra heridas, “los procesos de recuperación de la memoria histórica cierran heridas, cierran procesos y contribuyen a una mejora en las condiciones de vida de los familiares. No se abren traumas, más bien se normaliza la convivencia, se rompen tabúes sociales y políticos y, con ello, las personas atenúan sus propias pesadillas”. El cuerpo es necesario, qué duda cabe, para cerrar el duelo. Así ha sido desde que el hombre es hombre. Y por último, espero su triunfo sobre la Fiscalía porque admiro su profesionalidad. Los habrá iguales para investigar casos como éste. Para esclarecer y dar digna entierro a las más de 133.000 víctimas de la Guerra Civil y la posguerra. Ardua, minuciosa y costosa tarea. Pero no los habrá mejores que usted.


Le desea una pronta recuperación, Javier de Matrice

domingo, 2 de noviembre de 2008

DIARIO DE UNA NINFÓMANA

Cuando veo a Geraldine Chaplin en la recién estrenada Diario de una ninfómana –en su papel de abuela de Val-, me vienen a la mente unas palabras del padre de la actriz estadounidense, ya casi más bien española en pareceres: el gran Charles Chaplin. Verbos éstos que son la clave de que el filme de Christian Molina no haya despertado en mí la sensación de haber desperdiciado el dinero en la adquisición de una entrada de cine: “Siempre trato de crear lo inesperado de una forma distinta: si tengo la impresión de que el público está esperando verme llegar por la calle a pie, de repente me subo a un coche de un salto. Si quiero llamar la atención de alguien, en lugar de darle unas palmaditas en el hombro o de llamarlo, le paso el bastón por debajo del brazo y tiro hacia mí. Imaginarse qué esperan los espectadores y luego hacer todo lo contrario es para mí todo un placer”, decía el cineasta londinense en L´art de faire rire. Lo inesperado como llave con la que abrir el arcón del triunfo. Nada nuevo, pero resultona fórmula para no caer en escenas de sexo y más sexo, que es lo que puede esperar el espectador al leer el título de la película. La adaptación cinematográfica del homónimo libro de Valérie Tasso, publicado en 2003, huye, por lo tanto, de lo más anecdótico en sí, que bien podría ser una posible focalización del interés en una sucesión constante de actos íntimos e instintivos, que también los hay, para centrar el eje de su discurso en temas tan importantes como la libertad individual de la mujer, el amor, la familia o la amistad. Todos ellos entretejidos o complementados con temáticas duras e indigestas: la muerte, la enfermedad, la traición y los malos tratos. Protagonizada por la catalana Belén Fabra, Llum Barrera y Leonardo Sbaraglia, Diario de una ninfómana, a diferencia de la novela sobre la que versa, perfila una nueva voluntariedad de Val en el acceso a la venta de su sexo, ahonda en la realidad del consejo, y explora y enjuicia aún más lo patológico de lo que para la protagonista es un modo de vida: el “carpe diem” a través del sexo. Pero, a pesar de abordar con suficiencia temáticas sociales de gran interés y de contar con excelentes actores, este filme, censurado en los autobuses municipales de Madrid por culpa de una manita ligeramente desplazada hacia los genitales (¡Cómo para haber diseñado el cartel de la película con una fotografía de Helmut Newton!), brilla por su lentitud y por un tratamiento menos profundo que Tasso en materias de prevención de enfermedades sexuales. Decía el escritor Javier Moro, autor de Pasión India o Las montañas de Buda (20 minutos/ 29 de octubre de 2008), que “cuando terminas (de escribir) un libro, siempre te deprimes, te quedas muy solo”. Pienso que lo mismo le ocurre al lector a la hora de finalizar el ejemplar que tiene entre las manos: siente la falta de un texto que le sople nuevas vidas. Pero esto no me ocurrió con Diario de una ninfómana (libro), ni con la adaptación cinematográfica de la obra más conocida de la escritora francesa, autora también de Paris, la nuit (2004), El otro lado del sexo (2006), y Antimanual de sexo (2007). Mas no hay que restarle el valor libertario a ambos trabajos –el literario y el audiovisual- en un mundo en que todavía se lapidan a mujeres por supuesto adulterio, en el que aún existen hombres que venden a sus esposas, o en un país en el que, cada hora, ocho mujeres llaman al 016 demandando ayuda por cuestiones de maltrato de género. No muy desencaminada en su opinión parece estar la abuela de Val -en la película- cuando dice que el matrimonio es otro tipo de prostitución. Visto lo que el filme, el libro y las noticias televisivas nos enseñan, benditas sean las ninfas. Y lo dice un ateo. Javier de Matrice.

domingo, 26 de octubre de 2008

DEPONER SOBRE LA HISTORIA

Puede uno ser partidario de un sistema político u otro. O teñir su ideario de color rojo o azul. Pero la calvicie está ahí. Y, como reza el dicho español, al pan, pan, y al vino, vino. Lamentable me pareció la reconstrucción del teatro de Sagunto. Bárbara también la quema de santos por parte del bando republicano durante la Guerra Civil. ¿Qué etiqueta dar, pues, al derribo de la antigua cárcel de Carabanchel? La de crimen histórico. Ni cúpula dejan. Las excavadoras están acabando con todo un manantial de historia contemporánea. Con un centro del que emanaba el recuerdo más visual de la represión franquista. Con un penal levantado a base de llantos. De gritos provenientes del trabajo forzoso de los años 40. Adiós a las paredes que albergaron la esperanza de libertad de cerca de 40.000 presos republicanos. Adiós al palomar, la galería ocupada por los homosexuales que sufrieron la humillación y castigo de la dictadura. Adiós a un panóptico de gran interés arquitectónico. A una cúpula -la segunda más grande de la capital por detrás de la de la iglesia de San Francisco el Grande- cuya conservación creía viable el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid. Hasta nunca a la historia viva. ¿No fue ya suficiente el derribo de la Cárcel Real y La Modelo, destruidas respectivamente en el S. XIX y Guerra Civil para construir en su lugar el Palacio de Santa Cruz y el Ministerio del Aire? No cabe duda: Madrid parece divertirse pisoteando y descuartizando testigos mobiliarios del pasado. Parece amar el recuerdo mediante la confección de carteles de calle. Ideal –dicho con ironía- para fomentar el turismo. Confiaba en que la sensatez de Izquierda Unida, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, el Defensor del Pueblo, y los vecinos de Aluche y Carabanchel serían extensibles a los distintos gobiernos. En que el Arte y los bienes de interés cultural e histórico serían siempre, en la medida de lo posible, algo orgánico. Pero ya no hay remedio. Se le ha negado el indulto a aquellos muros que durante 55 años fueron el oído que más tiempo y dedicación prestó a los reos que a su vez enjaulaba. A aquellos ventanales que, en su momento, sólo eran un mar de brazos que intentaban comunicarse con el ala de enfrente. La historia de la cárcel de Estremera (Madrid VII) la escribirán sus presos. Pero la de Carabanchel ya estaba escrita antes de que se abrieran y cerrasen diariamente los cerrojos de sus celdas. Antes de que en abril de 1982 sus funcionarios descubriesen el comienzo un túnel por el que pretendían escaparse algunos presos de ETA (duchas de la tercera galería). Antes de que en 1983 comenzaran los primeros vis a vis. Antes de las miles de historias que protagonizaron hasta 1999 los millares de ajusticiados por la Ley y el dedo del dictador Francisco Franco. Sí, ya no hay remedio. Sólo quedarán un Centro de Estudios e Investigación de la Memoria Democrática, un monumento en honor a las víctimas de la represión, y nombres en las calles de luchadores por la libertad. Escritos y ornamentos. Eso es. Grafismos y, cómo no, bienes inmuebles: 650 viviendas, de las que sólo el 30% serán de protección oficial, y un hospital para cuya construcción sólo se cederán 40.000 metros cuadrados –recordemos que el solar del presidio es de 170.000-. Pero estos planes podrían convertirse en papel mojado -aunque muy difícilmente- si nos aferramos con uñas y dientes a nuestra ética crítica. Siempre y cuando nos manifestemos de la mano de los integrantes de la plataforma por la memoria histórica, componentes que desde ahora lucharán para que sobre los terrenos de la cárcel se construya un hospital a la altura de las necesidades de Carabanchel y distritos cercanos, una residencia para la tercera edad, y equipamientos universitarios. Algo lógico y defendible. Como justa sería también la colocación de una placa que recuerde la barbarie de esta demolición. Esta pequeña puñalada a la Historia de España y de Madrid. Por Javier de Matrice.

domingo, 19 de octubre de 2008

REYES

La desatención es otro de los sombríos colores del maltrato humano. Más aún cuando se muerde la mano de quienes un día nos facilitaron el sustento. Maldita la desgana de aquellos mal llamados “profesionales” que se “autoamputan” las raíces de su sensibilidad en vez de abonar las semillas del bienestar de nuestros mayores. De aquellos que de pequeños nos desgastaban los carrillos con el marmoteo de sus besos. De aquellos que con sus nanas nos enseñaron a amar el mundo de lo onírico. De aquellos que, siendo nosotros un manojo de ambiciones y desconocimiento del deber, nos daban a escondidas un duro gordo que habíamos de meter en nuestra hucha. Y no en la del tendero de los polos de menta. Bonitos recuerdos los que cosecharon la dedicación y paciencia de aquellos canosos compañeros de juego. ¿Y así se lo pagan algunos? Malas noticias las del pasado 15 de octubre, día en que se hicieron públicas las denuncias a una residencia de Alcorcón por la presunta desatención a dos de sus residentes. Supuestas negligencias que acabaron con la muerte de una de ellas, de 86 años, y con el pie engangrenado de otra, también octogenaria. Inaudito que esto ocurra en centros especializados. Y anecdótico que ocurra en las mismas fechas en las que una editorial asiática publica un diccionario que muestra las diez mil formas de escribir en chino mandarín el término “longevidad”. Aprecio socializado en tierras orientales y soledad acuciante en un país como el nuestro. ¿En esto se diferencia ser anciano en uno u otro lugar? Me alumbra en mi particular búsqueda de una respuesta Antonio Ortiz López, colaborador de El Periódico del Común de La Mancha – en su artículo Jubilación, ¿sinónimo de vejez? (del 18 al 31 de julio de 2008)-, cuando leo una de sus sabias reflexiones: “Envejecer no es sólo una cuestión fisiológica ligada al paso del tiempo. Si así fuera, se consideraría vieja a una persona al alcanzar cierta edad en todas las partes del mundo. Y esto no es así. En Transcaucasia, por ejemplo, una persona es joven mientras no ha cumplido los ¡noventa años!”, apuntaba Ortiz. Es entonces cuando me rió yo así, con lágrimas en los ojos, de los xenófobos. ¡Cuánto hay que aprender de nuestros vecinos más lejanos!, me digo mientras escucho Romance a El Abuelo ( V. Martín- M. Espinosa),un tema muy flamenco interpretado por el cantaor Nicolás Luengo. “Nunca mira adonde pisa y lo que ensucia el abuelo./Cuando se peina en el baño, /todo lo infecta de pelo./ Cuando se peina en el baño,/ todo lo infecta de pelo./ En la mesa, /cuando come, /todo nos parece feo./¡ Ay que ver el ruido que hace!/¡ Y hasta come con los dedos!/Nos cuenta cada batalla,/ que nadie puede creerlo./ Del hambre que ha pasado y otros miles de recuerdos./ Pero a él nadie le escucha./¡ Vaya rollo del abuelo!/ Y sólo espera un beso/ o una caricia, al paso. /Alguien que diga: /” Abuelo, ¿qué tal vas de tu reúma?/ ¡Qué brillante está tu pelo!/ Sólo un poco de cariño que refresque sus recuerdos. /Y sólo oye en murmullos, / sufriendo en su silencio:/ “¡Ya estoy harto de él! / ¡Hay que llevarse al abuelo!”./ Si es por su bien. /Coge las cosas del suelo. / Como ya está tan torpe /y en sus ojos hay un velo, /cualquier día se nos cae. /Y lo peor será luego. / Hay algunas residencias que cobran un buen dinero. /Arrimando algo a su paga, /nos libramos del abuelo... /Y cuando sale a la calle/ o cuando va de paseo/ todito el mundo le engaña. / ¡Pues que salga sin dinero!...”/ Y unos ojos expectantes,/ de un chaval que es su nieto,/ con timidez dice al padre…:/ “Quiero hablar contigo luego”./ “Dime ahora lo que quieras,/ para qué esperar a luego”./ Con pena mira a su padre,…/que ya le blanquea su pelo./ “Padre, no quiero que te enfades,/ pero escúchame ./ Te lo ruego./ Si te llevas a tu padre, /ese hombre que es mi abuelo,/ yo quiero ir también contigo para aprenderme el trayecto./ Porque dentro de unos años también estarás tú viejo./ Y a la misma residencia, /si no nos llega el dinero, /aunque lo arrime a tu paga, /allí te llevaré yo luego. /Para seguir yo tu ejemplo, /haciendo lo que tú has hecho. /Porque dentro de unos años, / cuando sea blanco tu pelo, / yo tendré en casa unos hijos, /hijos que serán tus nietos. /Y en la casa que yo viva no habrá sitio para el abuelo. /Porque lo ensuciarás todo/ y comerás con los dedos. /Harás ruido al comer/ y te mandaré de paseo. / Y para que no te engañen, / tú pasearas sin dinero. / Tú iras a la residencia/ porque haré lo que ahora veo. /Y lo mismo harán mis hijos/ cuando llegue a ser abuelo”. / El padre, de su bolsillo, lento se sacó el pañuelo.../ Enmudeció su garganta/y llorando dijo luego: / ”¡Vaya lección que me has dado!/¡ De aquí no se va el abuelo!/ No ensucia tanto la casa./ Y si come con los dedos/ es porque no tiene dientes./ Ya no lo veo tan feo./ Yo no creo que haya gente que quiera engañar al abuelo./ Le daré algunas perrillas/para que te compre un tebeo… /En mi casa desde ahora,/ lo mejor para el abuelo. /Que todo se lo merece/ porque luchó sin desvelo. ../Y si tuviera yo un trono, /sería para el abuelo. /Porque todo lo que soy, /sólo a él yo se lo debo. /Y las lecciones de niño/ vivirán siempre en mi recuerdo…”, canta Luengo mientras mi abuela me hace carantoñas, siempre despierta a mi vera. Qué moraleja. Por vosotros, abuelos del mundo. Javier de Matrice.

lunes, 13 de octubre de 2008

HUMOS DE AYER

Como dos hula hops gobernados por lo estático se han quedado mis ojos al ver la facilidad con la que habitualmente se compara el pasado con la absoluta ignorancia o plena desinformación. Durante estos días esta equívoca asociación ha rodado por mi cabeza como en muchos otros momentos distintos y multiformes aros lo han venido haciendo con asiduidad. Y con absoluta dedicación, claro está. El motivo: el intento frustrado de un valenciano de 75 años de hacer responsable al Estado del cáncer de laringe que padece. ¿Es razonable que un ciudadano que toma libremente una decisión –recordemos que nunca le fue impuesto el hábito de fumar-solicite una indemnización de 300.000 euros a una institución que todos conformamos con nuestros deberes económicos, incluidos aquellos que durante muchos años sí que hemos tenido que respirar a la fuerza los malos humos –en sentido literal y metafórico- de algún que otro maleducado suelto? Si la Audiencia Nacional hubiese dado la razón a este ciudadano en su interesado argumento, ¿no es cierto que se habría creado una jurisprudencia en favor de aquellos potenciales enfermos de cáncer que, en un futuro inmediato, pudieran también solicitar al ministerio de Economía idénticas responsabilidades alegando que hace decenas de lustros frecuentaban determinados bares y tabernas sin saber que el humo que sus compañeros exhalaban era extremadamente nocivo para su salud? Atrevido por mi parte sería cuestionar si el demandante conocía o no los efectos negativos de la nicotina en una época en la que no abundaban las ahora tan rentables para el Estado campañas anti tabaco. Recordemos que un reciente estudio realizado por la Universidad de California revela que por cada dólar invertido en 15 años de lucha contra el tabaco, los ciudadanos y las instituciones que nos representan nos hemos ahorrado 50. Lo que sí puedo decir con certeza es que la respuesta habitual que escucho de boca de aquellos octogenarios que he podido encontrar estos días en los cafés a los que ocasional o aleatoriamente he acudido es un “se sabía que (el tabaco) bueno no era”. Entra aquí pues en escena el eje dinamizador de mi reflexión. ¿No contribuyen situaciones como éstas a alimentar la errónea idea de que el pasado es sinónimo de desconocimiento y obscurantismo? Perplejos se quedarán quienes disientan de mi propósito cuando, si les es posible, acudan a la exposición que hasta el 18 de enero de 2009 acoge CaixaForum: Príncipes etruscos. Entre Oriente y Occidente. Es entonces cuando descubrirán lo mucho que se conocía hace más de 2.500 años y lo poco que hemos avanzado en el plano artístico y cultural. Probablemente se reirían los habitantes de este antiguo pueblo de las fatalistas justificaciones de nuestras generaciones pasadas más próximas. Aunque parezca anecdótico aludir a ello, hay que decir que infinidad de reliquias que alberga la muestra, entre ellas una cantimplora de finales del siglo VII a.C. -sorprendente por su perfección-, dos cálices del S. VII a.C. idénticos a los que hoy se emplean en las ceremonias religiosas católicas, un brasero de Vulci del s. IV a.C. que poco se diferencia de los que hasta ayer empleaban nuestras abuelas, un colador de Bolsena del año 330 a.C. similar en detalles y forma a los que usamos a diario en nuestras tareas domésticas, candelabros, joyas y muchas obras de artesanía –ánforas, por ejemplo- trabajadas con las técnicas más exquisitas, reprocharán al visitante desde sus vitrinas que la sociedad actual se haya agenciado el título de la creación e innovación. Pondrán en evidencia que sólo hemos descubierto Internet y avanzado enormemente en Salud y derechos( afortunadamente, todo hay que decirlo). Sólo entonces, y con un mínimo conocimiento de la historia de la Humanidad, los más presuntuosos comprenderán que el Ayer no significa ceguera , y que los años no justifican la ignorancia. Deberíamos dejar de recurrir a trémulas situaciones del pasado para tapiar peligros que hemos consentido. ¿Demandarán también al Estado los familiares de las 16.000 personas que murieron en España en el 2007 debido a la contaminación del aire? ¿No es éste también un riesgo que cuenta con nuestro visto bueno? ¿No es la emisión del dióxido de nitrógeno que expulsa el coche de todo españolito uno de los principales contaminantes atmosféricos de nuestro país? Javier de Matrice.

domingo, 28 de septiembre de 2008

KUL AS-SANA WA-ENTA BI-JAYR

Termina el Ramadán para los cerca de 200.000 musulmanes que residen en la Comunidad de Madrid. 1.300 millones de fieles al Islam ven cerca ya el fin de lo que algunos sólo consideran, por su ignorancia, un periodo de trece horas de ayuno. Pero el noveno mes del calendario lunar musulmán es, más allá de la abstinencia de sus seguidores a comer, beber (agua incluida) o mantener relaciones sexuales durante el día, un periodo de purificación física y espiritual. Una cita anual con los mandatos coránicos (Ázora de La Vaca, 187) en la que el propio cuerpo entiende -mediante sus propias carnes- la escasez y padecimientos del pobre. La necesidad, en definitiva, de ayudar al más necesitado. En ocasiones tildamos de sacrificio lo que para algunos es fe, y no caemos en la cuenta de la sobredosis de turrón, polvorones y roscón que los cristianos nos filtramos en vena a finales y principios de año. ¿Nos hemos olvidado acaso de que somos nosotros los que en Navidades pecamos a la contra en nuestras mesas? Sí. Aunque cueste creerlo, el sacrificio es nuestro. Basta con comprobar el número de matriculados en gimnasios a primeros de año para darnos cuenta de lo arrepentidos que estamos de los atracones que nos damos en compañía de pastores y peces que se alcoholizan en el río. De que la solución a nuestros kilos de más es sudar sobre cintas interminables que robotizan nuestros andares. Pero, alejándonos de cuestiones aeróbicas propias de mentes afligidas -dicho con admiración-, en lo que sí coinciden las viandas festivas de musulmanes y cristianos es en su carga energética y lipídica. El azúcar, pues, aparece aquí como uno de los muchos nexos de unión entre estas dos religiones. Pese a que algunos lo puedan pensar, no sólo lo es Zapatero, que, como aquéllos ya informaron, rompió el ayuno musulmán el pasado 15 de septiembre en Turquía. Con Erdogan -primer ministro turco- como compañero de asiento. La convivencia y amistad entre la comunidad islámica y cristiana (inclúyanse aquí los ateos españoles) es tal, que algunos comensales musulmanes residentes en Madrid ya han incorporado a su iftar (cena o ruptura nocturna de la abstinencia alimenticia) productos típicos de nuestro país como la paella o la tortilla de patata. Pero, ¿hemos cocinado nosotros –y hecho nuestro- algún plato típico del Ramadán? ¿Sabemos con qué alimentos rompen su ayuno los seguidores de Alá? Celosía Digital se ha desplazado a varios restaurantes y pastelerías marroquíes de Madrid para conocer de primera mano los platos con los que los musulmanes festejan su mes sagrado:

Dátiles. Con ellos se rompe tradicionalmente el ayuno. Son altos en calorías y bajos en proteínas. Son un excelente reconstituyente tras un esfuerzo físico notable.






Chebakia. Es el dulce típico del mes. Tiene un sabor bastante parecido a nuestro pestiño y contiene mucho azúcar. Se cocina con harina de repostería, manteca derretida, agua de azahar, esencia de vainilla, leche, sal, vinagre blanco y miel. Su sabor enamora y hace repetir al que lo prueba.




Harira. Básica para romper el ayuno realizado durante el día. Sus ingredientes: garbanzos, carne troceada (de ternera o cordero), cebolla, pimienta, azafrán, tomate, perejil, harina, cilantro y sal.






Torta de harina o raif. Se suelen tomar con miel, mantequilla o queso.







Pitas rellenas. Las hay de carne picada y de pollo. Sus otros condimentos: dátiles, zanahorias, aceitunas, pimiento, etc.







Flan.
Es muy común tomarlo en el Iftar por ser muy digestivo.






Platos preparados para el Iftar de un restaurante. Contienen huevo cocido, dátiles y chebakia. Restaurante Al Jazeera de Fuenlabrada ( Madrid).






Empanadas de pollo, gamba y carne picada. El plato ideal para saciar el hambre acumulada a lo largo de las trece horas de ayuno, este año quizás más duras dado que el mes sagrado musulmán comenzó el 1 de septiembre, días en los que en nuestro país todavía perduran las altas temperaturas.



En la imagen, dulces típicos marroquíes. Durante el Ramadán se suelen acompañar con agua, zumos o refrescos.






>>Traducción del título del artículo: “Que todo el año te vaya bien”. Frase que algunos musulmanes se suelen decir en la fiesta de`Id al- Fitr o celebración del final del ayuno.

Por una convivencia bajo los principios de la tolerancia, Javier de Matrice.

domingo, 21 de septiembre de 2008

VICKY CRISTINA BARCELONA

Días de eclipses en nuestro país. Barcelona nubla el nombre del 56 festival de Donostia Zinemaldia y Penélope Cruz hace leña del haya rubia tan cuidadosamente podada por Woody Allen en Match Point y Scoop. Scarlett Johansson, una de las actrices favoritas del director neoyorquino en su extenso universo de mujeres –Diane Keaton, Mia Farrow o Charlize Theron, entre otras- se repatinga en la exageración de sus gestos faciales y su dulce atractivo físico para hacer de Vicky Cristina Barcelona otro de los podios interpretativos de la que hoy día sigue siendo musa de Almodóvar: Penélope Cruz. Podrán decir que el último filme de Allen es una secuencia de postales y recordatorios de la ciudad condal. Cierto es. También podrán reprocharle al director de Melinda y Melinda que explote en nuestros rincones el papel del macho latino. Algunos, incluso,-y con esto me refiero a algunas mentes rebuscadas y creativas del PP- podrían ver en la amistad de Juan Antonio (Javier Bardem) con las prostitutas de su barrio una apología de la prostitución. Pero Vicky Cristina Barcelona, más allá de lo que a uno le pueda gustar desde el punto de vista narrativo o de su discurso fílmico, es una vuelta al humor único de Woody Allen. Un regalo que el cinéfilo esperaba ansiosamente tras películas sin forma como El sueño de Casandra u otras obras rodadas en Gran Bretaña alejadas del cine europeo. Con Vicky Cristina Barcelona Allen demuestra que no tiene doble a la hora de conjugar sobre fotogramas la enfermedad mental y el humor. Analícense si no las réplicas y contrarréplicas de Juan Antonio y Maria Elena (Penélope Cruz) en esta película de Mediapro, momentos que marcan el verdadero inicio del filme y el punto de partida de las risas del espectador. Una comedia romántica, animada y ligera que añade otro volumen más a los habituales trabajos de psicología sobre celulosa del director de gafas negras y pantalones de pana. Tras retratar la neurosis, los personajes camaleónicos ( Zelig), la bipolaridad de la identidad femenina, o el mundo del psicoanalista (Adulterios), ahora Allen profundiza en la autodestrucción, en las relaciones tortuosas, en el arte como expresión de grandes emociones y en la necesidad de apoyo al enfermo mental, quizás la moraleja más importante de este “episodio vacacional” protagonizado por un Bardem que, sin ser guapo, logra con suficiencia el papel de macho ligón. Merecido el Premio Nacional de Cinematografía que el pasado 19 de septiembre recibió en San Sebastián –por sus triunfos internacionales- de manos del ministro de Cultura, César Antonio Molina. Por otro lado, titánica -por encima de todo el elenco de actores- la interpretación de Penélope Cruz, que quizás le valga la nominación al Oscar por su papel de ex mujer racial y temperamental. No obstante, la actriz madrileña tendrá garantizados muchos otros premios internacionales, bien sea por su trabajo en su primera película con Allen, por su roll en Los abrazos rotos (Almodóvar), o por su participación en el musical Nine (Rob Marshall), filme que comenzará a rodar el mes de octubre y en el que tendrá como compañeros de cartel a Nicole Kidman, Judi Dench, Daniel Day- Lewis, Sophia Loren y Marion Cotillard. Ahí es nada. Javier de Matrice.

domingo, 14 de septiembre de 2008

SÍ ES PAÍS PARA VIEJOS

En España, 17 de cada 100 niños sufren el abandono de hecho. Con este nuevo término, producto de mi habitual manía crítica, quiero hacer referencia a ese segmento de la población más joven que pasa las tardes sin sus padres. A ese grupo de niños de entre 6 y 11 años que, cuando salen de sus centros de estudio, son poseedores de la más absoluta responsabilidad. Víctimas de una soledad impuesta -en su mayoría- por el tejido sociolaboral en el que se hallan enredados sus progenitores. Estos datos, que se desprenden de la Encuesta de Infancia en España 2008, realizada por la Fundación SM, la Universidad Pontificia de Comillas y el Movimiento Junior, ponen de relieve que, más allá de los abandonos de derecho, los niños también sufren otro tipo de desatenciones, intencionadas o circunstanciales, que, a mi modo de ver, pueden marcar su conducta o emociones futuras. Resulta difícil saber si el niño abandonado hace escasos días en un confesionario de la iglesia de Santa Teresa y San José, cercana a la madrileña Plaza de España, sufrirá en algún momento de su infancia los “tele-cuidados” de sus padres. Probablemente no, pues son muchos los criterios de comodidad y disponibilidad de atenciones los que deben reunir los potenciales padres adoptivos. Desconozco también si los 69 niños dados en adopción el pasado año en la Comunidad de Madrid mediante renuncia hospitalaria entrarán en un futuro inmediato en estos porcentajes de “tele-asistencia”. Disculpándome de redundancias cuasi-obligatorias de mención, permítanme reinformarles nuevamente de mi inclinación hacia el no. Estoy casi seguro de que las 2500 familias madrileñas que esperan adoptar a un niño harán de sus brazos canastillas las 24 horas al día. Y aquí entran en escena los absurdos debates sobre el amor incondicional de los lazos de sangre, temática a la que doy portazo –y queda clara mi postura- para insistir en lo duro que es ser niño hoy día. Trastornos alimenticios y de sueño, desconexión social con el grupo de iguales, sentimientos de responsabilidad precoces -con el consiguiente problema a la hora de manejar sus recursos de adaptación cuando sean adultos- y dificultades en la compresión de sus sentimientos y los de los demás, son algunos de los problemas físicos y psicológicos que, según los expertos, puede padecer esta generación de “niños llave”, llamados así por no tener a nadie que les abra la puerta de casa. Por ser ellos los que salen y entran de su guarida cuando quieren. Si a esto le sumamos los malos tratos que algunos sufren en las aulas y en los recreos, la débil legislación en materia de pederastia, y las ridículas sanciones que puede llegar a imponer nuestro Poder Judicial a un juez por el retraso en la ejecución de una condena relacionada con el abuso a un menor, quédense viejos los jóvenes. Más si recordamos que la Comunidad de Madrid prepara la creación de un “mecanismo” que permita a las madres desprenderse de sus bebés preservando su identidad. Bien es cierto que el “depósito oficial” de hijos garantiza la salud y la supervivencia del neonato que va a ser abandonado. Que se evitarían abandonos de bebés en puertas de jugueterías, parques o contenedores. Pero, ¿no se multiplicarían así los abandonos de niños recién nacidos? Bonito ejemplo, pues, para las generaciones venideras. Todo un flaco favor a los trabajos de concienciación en materia de prevención de embarazos no deseados. Javier de Matrice.

domingo, 7 de septiembre de 2008

CUANDO PEDRO J. BERREA

Hilanderos de fina seda. Sin duda, la profesión del futuro. Nada más fácil y entretenido que hilar fino cuando el mejor traje que se puede lucir es el sinsentido ideológico. Esto es lo que pienso al leer en Crónica (número 673/ El Mundo) que “a más crisis, más delito”. El mayor descubrimiento de la teoría delictiva, sí señor. La misma sensación provoca en mí esta frase que la lectura de un esbozo silábico realizado por un niño de primaria: “Si hay sol, ha-ce ca-lor, si hay nieve, ha-ce frí-o”. Ya no saben qué hacer los promotores del ave azul en su ayuda a la oposición. Ni el PP para entender que el Gobierno tiene muchos frentes en los que trabajar, no sólo el de la crisis económica. Parece que quieren hacernos creer que remover tumbas es ahora una tapadera del PSOE para olvidarnos del dolor creciente en nuestros bolsillos. O la revisión de la regulación del aborto. No, señor. Somos muchos los que confiamos en el esfuerzo de los muchos ministerios del gobierno de Zapatero. Y también los que sabemos que a lo largo de la historia el delito ha sido -por desgracia- trabajo de multitudes. Dedicaciones sucias y reprochables, por supuesto. Pero que el diario dirigido por el marido de Ruiz de la Prada someta a estudio la tesis de que la agudización de la crisis trae consigo el aumento del número de secuestros hace rebosar de agua el cauce de mi paciencia. “En el primer trimestre de 2008 crecieron (los secuestros) un 143, 75%. Pasaron de 16 en los tres primeros meses de 2007 a 39 en el mismo periodo de este año. Según los casos recogidos por la prensa [sin datos oficiales] la tendencia se ha mantenido en lo que va de año. De confirmarse, 2008 podría acabar con un secuestro cada tres días. Sin contar a la mayoría de víctimas que no denuncia”, señalaba el rotativo. Interesantes los datos. Pero, ¿no es éste el ejercicio un periodismo de predicción? ¿Es la presuposición de una suposición ya conocida la mejor alternativa para favorecer una política de mejoras? Se me ocurre la idea de impartir la materia de Futurología y Ciencias de la Información como proyecto de fin de carrera del grado de Periodismo. Nada mejor para hacer de nuestra profesión una ciencia exacta. Para que las letras ganen el pulso que desde tiempos inmemorables han mantenido con la precisión matemática. Sí. Juego con la ironía. Es el combustible que aviva mi ira. Poco caso he hecho a la máxima que en su momento Thomas Jefferson regaló a los recopilatorios de citas célebres: “Cuando estés irritado, cuenta hasta diez antes de hablar, si estás airado, cuenta hasta cien”. Vuelven a ganarme las matemáticas en mi particular reto. Seguiré contando historias. Continuaré sumando importancia a las pretensiones políticas. Éstas son mi ciencia: las cuentas verbales. Javier de Matrice.

SOBRE MÍ

SOBRE MÍ

EN TERCERA

Javier G. Cobo, nombre real de Javier de Matrice, nació en Madrid en 1982. Periodista digital y Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid (2000-2005), ha sido becario de realización en Telemadrid y ha trabajado como redactor/presentador en Localia Fuenlabrada Televisión (2006). Su experiencia en radio pasa por la redacción/locución de los Servicios Informativos de Radio Complutense -107,5 FM- (2000-2004) y por la realización de crónicas y cuñas puntuales para Cadena Ser Madrid Sur. Es también diplomado en Arte Dramático por Metrópolis c.e. , y ha sido dirigido en teatro por Tina Sainz (preproducción de Nuestra Ciudad, 2004), Pilar Vicente (La tienda de los horrores, 2009), P. Moraelche (Bésame, tonto, 2010), Javier Delgado (El enfermo imaginario, 2011), Patricia Chávarri (El Rey Sol, 2012) y Alfonso Gómez (¡Usted es Ortiz!, 2013). Es asimismo autor de Los calostros de la Gachosa (teatro breve). En televisión ha colaborado como actor en programas como Cyberclub, La Nuestra o Sucedió en Madrid (Telemadrid, 2005). Actuaciones en cine [cortometrajes]: Así fue (Julia Gangutia, 2013), Ni siquiera Descartes (Trinidad Sánchez y Daniel Lavín González, 2013), Nada sin mí (Rodrigo Delgado y Jorge Escudero, 2013) y Extraterrestres generosos (Trinidad Sánchez, 2013). Actuaciones en web series: Sayón (The Executioner), dirigida por George Karja (2013-2014).
Contacto: javierdematrice@gmail.com