sábado, 26 de abril de 2008

ROMEROS DEL LIBRO

Atrás queda una galanteada fecha: el 23 de abril, Día Internacional del Libro. Hace 392 años perdíamos las originales mentes creativas de dos venerables deidades de la Literatura Universal: Cervantes y Shakespeare. Todo un legado de tramas y singulares personajes han dejado los patrones de la fiesta que el miércoles se celebraba en muchos rincones del mundo. Pero los genios nunca mueren. Desde sus lechos de eterno sueño todavía nos enseñan a amar lo más feraz del intelecto humano: los libros.
Esta semana se rendía el tradicional reconocimiento a lo eterno; a lo real y lo onírico; a las caricias de lo imaginario y lo entrañable de lo vivido. Escritos provectos y recientes se daban cita en Madrid con los consumidores de la sapiencia y el entretenimiento, con devoradores de dulces encuadernados que buscan enardecer su adicción a los exquisitos bordados léxicos.
Bibliotecas, librerías, centros culturales, cafés y calles tintineantes albergaron el miércoles recitales, debates, conferencias y firmas de libros. Eventos que, un año más, han hecho de la ciudad del Manzanares, en su Noche de los Libros, un espacio iluminado por la sensibilidad y el ensueño. Me imagino lo feliz que se hubiera sentido Sofía, la joven criolla de El Siglo de las Luces -de Alejo Carpentier-, en un escenario así. Amante de las novelas de misterio, conocedora de importantes figuras como Juana la Loca e Inés de Castro, y lectora habitual de artículos sobre cristalerías, rocallas y mármoles de Viena, es muy probable que hubiese pasado una entretenida jornada buscando curiosos ejemplares de novelas de calidad. Como amazona de la buena lectura, seguramente se hubiera dejado caer por Alcalá de Henares para ver en persona al poeta argentino Juan Gelman, que recibía en la ciudad complutense el máximo galardón de las letras en castellano.
Siendo una semana, sin duda alguna, de encuentros interesantes, no pude evitar asistir el martes a una cita con la escritora y periodista Montserrat Cano, autora de excelentes novelas como La Mujer Desarmada o Equilibrio Inestable. Cano participaba en la Semana del Libro de Rivas Vaciamadrid con una conferencia -en el Centro Cultural Federico García Lorca- que versaba sobre Lectura y Libertad. La literatura "nos hace un poquitín más sabios y bastante más libres", comentaba la escritora en la apertura de su exposición.
Montserrat Cano reflexionó con los asistentes sobre la importancia de que el lector efectúe un trabajo de exigencia. Es importante, según Cano, que adoptemos criterios que nos permitan demandar a los autores un compromiso con la época y el entorno de lo que se narra, entendiendo la literatura, no sólo como un acto de libertad, sino también de rebeldía.
Pero el personaje de Carpentier -Sofía- no es, por desgracia, el prototipo de los adolescentes de hoy día, condicionados por la comodidad de lo audiovisual. Hoy muchos jóvenes, incluso, se enorgullecen de no leer. En este sentido, Montserrat Cano también brindó una posible clave para fomentar la lectura de libros entre pequeños y jóvenes: no indicar. "La indicación no estimula la lectura... La falta de orden es el mejor orden para poder leer", apuntó la escritora.
Mas, aunque nos hallemos en un mundo dominado por las nuevas tecnologías, aún confío ciegamente en la adicción de los lectores a la imagen propia de lo narrado. Es más, considero que es impagable la ilusión de poder introducirnos como personajes en las novelas que tenemos entre manos. Cuánto me hubiese gustado ser el Vitaminas de El Mundo (Juan José Millás) para ver desde su secreto sótano los pies que tanto impactaban a una pequeña Marisa Paredes en Tacones Lejanos. Cómo me hubiese gustado salvar de tanta injusticia a Marie, la ramera errante creada por Iny Lorentz, autora también de La Dama del Castillo. Ficción dentro de ficción. Ni qué decir tiene lo entretenido que es imaginarse una novela en la que la follettiana Ellen, la proscrita pareja de Tom Builder en Los Pilares de la Tierra, permaneciese encerrada únicamente con clérigos en uno de los reality shows que hoy tanto triunfan. Qué razon llevaba William S. Maugham cuando decía que " Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida". Un alcanzable y aromático refugio, diría yo. Javier de Matrice.

sábado, 19 de abril de 2008

NO HAY COLOR

La humanidad y el sacrificio no son cromáticos. Ni rosa es la mujer, ni azul es el varón. Afortunadamente no somos productos que un rodillo industrial pueda pintar. Pero parece ser que todavía estamos enlatados por aquellas costumbres diferenciadoras que tatúan la piel de la mujer con el color pastel de la famosa pantera animada. Algunos periódicos internacionales nos lo han recordado estos días de atrás. También un conocido político italiano.
Mas, recogiendo con desagrado esta desafortunada forma de calificar al sexo femenino, mirémonos el ombligo. ¿Es “demasiado rosa” nuestro gobierno por el mero hecho de que haya más ministras que ministros?
Discriminatorio e injusto sería contestar afirmativamente a esta pregunta. Probablemente el “sí” salga de la boca de aquellos para los que la escasez de corbatas en la gestión de carteras se acerque más bien al marketing de lo político. ¿No sería más sensato celebrar los avances sociales en lugar de sumirnos en lo infructuoso y en la pintura de postín? ¿Aún no somos conscientes de que una mujer ha logrado ocupar –por fin- un ministerio (Justicia) que anteriormente sólo había sido confiado a hombres? ¿Todavía no vemos lo afortunados que somos de tener un ministerio que luchará duro contra el terrorismo doméstico?
Estos días de atrás nos hemos enterado de que una mujer peruana ha sido apuñalada en Vallecas, supuestamente por su pareja. En Alovera, Guadalajara, otra mujer ha sido recientemente asesinada. El presunto ejecutor de la acción, su ex, posteriormente se suicidó, quedándose el hijo de ambos sin padres biológicos. Otro compañero sentimental es de nuevo el supuesto responsable del atropello que sufrió hace días una vecina de Sevilla. Hace apenas unas semanas, Oviedo fue también testigo de la detención de un joven de 23 años por, presuntamente, intentar atropellar a su ex novia. Las desgracias, como se puede comprobar, no cesan. Recientemente, en Guadalajara, una mujer rumana se precipitaba al vacío desde una tercera planta después de que, supuestamente, su pareja la agrediera y la retuviera en su habitación.
La violencia hacia el sexo femenino es, y no cabe duda, la lacra de una ancestral educación machista e insensible que no entiende ni de nacionalidad ni de raza. Se estima que alrededor de 70 mujeres mueren cada año en nuestro país por violencia de género. Las víctimas de malos tratos ascienden a 100.000. Ante cifras tan impactantes y deplorables, ¿no parecen injustas las insolentes críticas a la creación del Ministerio de Igualdad?
Puede que la solución a las atrocidades domésticas se encuentre en una educación ducha sobre el tema desde órganos de socialización tan básicos y fundamentales como son la Familia y la Escuela. Pero en nuestra cultura, y en muchas otras, las raíces del dominio sobre el sexo femenino están todavía- por desgracia- muy prendidas sobre la mente de hombres y mujeres. En el combate actual contra este agravio a la igualdad, el ministerio gestionado por Bibiana Aído pretende promover iniciativas y medidas de control que esperamos que sean todo un referente de concienciación y educación por la paridad. Desde una institución de tan tamaño orden no sólo se planifica proteger a las víctimas de la violencia de género, sino que el nuevo ministerio también tiene por delante la tarea de mejorar el empleo femenino. La aplicación de la Ley de Igualdad estará en el punto de mira de la cartera gestionada por la socialista gaditana. Y es de agradecer profundamente.
Pero el combate contra la violencia machista es algo que nos preocupa a todos sobremanera. No hay día en que los medios de comunicación no nos informen de la muerte de mujeres a manos de sus parejas o ex compañeros sentimentales. Tan dura realidad nos estremece a todos.
Un excelente artículo de la periodista Marta Robles, publicado el 12 de abril en La Razón, hace referencia a la conmoción que provocan estos dramáticos acontecimientos en mujeres y hombres. El artículo se titula Otra muerta. La comunicadora y escritora escribe lo siguiente: “Cada vez que el corazón de una mujer deja de latir, todas vemos morir un poco nuestras esperanzas de lograr un mundo más justo”. Robles apunta que esto “también les sucede a los hombres de bien, pero que no les estremece la carne propia, esa que las mujeres llevamos (llevan) plagada de cicatrices, marcas de afrentas de la historia pasada y dolor reciente de una violencia contra nosotras (ellas) que no cesa”.
La reflexión de la popular periodista es ejemplar. Mas me gustaría complementar esta refulgente opinión señalando que el verdadero hombre también sufre en carne y alma la muerte de cualquier mujer. También se van eclipsando nuestras esperanzas por alcanzar una sociedad más justa cuando el corazón de una víctima de la barbarie se apaga. El amor fraternal, tal y como lo concibe Erich Fromm en El arte de amar, hace que estemos sensibilizados al cien por ciento con esta injusticia. Al hombre que no lo esté, no estaría de más considerarle una roca fatua. Javier de Matrice.

miércoles, 9 de abril de 2008

LA CELOSÍA DIGITAL: UN LIENZO REALISTA SOBRE LOS COMEDIANTES DE A PIE

Cualquier estación del año hace de Madrid una encantadora ciudad. Un paseo por las céntricas calles de la capital nos acerca a la hospitalidad de sus gentes, a la multiculturalidad de su ambiente y a los gritos de unos balcones que reivindican, celosos, un homenaje a sus muchos años de vida.
Hace apenas unos días, paseando por la calle de Atocha, el muro de una importante y conocida iglesia me transportó al siglo XVII. Jamás mis fantasías habían sido tan reales. Nunca antes la historia de mi ciudad natal había dado tanta vida a mi Yo Interpretativo. El estímulo que desató en mí ese estado de ánimo fue un cartel que recuerda al viandante que allí se halla enterrado un genio: don Félix Lope de Vega Carpio. Al instante, cientos de fotogramas se apoderaron de mi pensamiento. Se trataba de imágenes que tenían un escenario en común: la España de las Cimas y Simas o Luces y Sombras. De caminante contemplativo pasé, pues, a ser un madrileño del conocido Siglo de Oro de las Letras. Mi obligación moral de rendir juramento de fidelidad al gran maestro del Teatro Español me llevó a sentirme un ciudadano más de aquellos años en los que el autor de Fuente Ovejuna o El perro del hortelano alcanzaba una popularidad poco conocida hasta el momento. ¿Me encontraría paseando por el Madrid de entonces con el pintor sevillano Diego Velázquez? ¿Vería por alguna taberna a Francisco de Quevedo? ¿ Y sería capaz, delante de éste, de mostar mi gusto por algún poema de Luis de Góngora?
Caminando hacia la glorieta de Atocha me vinieron a la mente novelas como El Capitán Alatriste, de Pérez- Reverte, La gitanilla, de Cervantes, o Jaque a la reina y El Ritual de las Doncellas, del escritor y catedrático de Historia José Calvo Poyato. Sus hilos argumentales se desarrollan en el siglo XVII. Se me ocurrían muchas más obras que compartían este perfil temporal, pero lo que realmente me apetecía aquella tarde soleada era ver una obra de Lope. Mi imaginación me lo permitía. Ni siquiera el tráfico y el cruce de aceras me lo impedía. Mas otra duda bloqueaba mi mente y me hacía sentirme todavía más abstraído por el más allá: ¿en qué lugar del corral de comedias me ubicaría? ¿En los bancos? Descartaba tal opción. Mucha fantasía y engreimiento cultural me haría falta para imaginarme que en las primeras filas de aquel teatro habría un lugar para mí. Difícilmente podía ser yo un sabio del momento. En cambio, el embalaje de mi excesiva ilusión hacía factible la posibilidad de ser un crítico literario de la época de Felipe IV. Podría entonces ver la obra de teatro desde un buen lugar. Me emocionaba la idea.
La cazuela del corral no era mi espacio. Aunque, ¿quién sabe? Quizás en un pasado fui mujer.
La opción de los aposentos también la rechacé. En mi sueño no me atraía la idea de ser poderoso o noble. Seguramente mi lugar se encontraba en las entradas de a pie, en las gradas o en los desvanes.
Pero al llegar al corral de comedias descubrí que en aquellos espacios - donde plebeyos y aristócratas compartían emociones- había algo que me resultaba familiar: las celosías. Fue esa tarde cuando descubrí que Internet es un familiar directo de las celosías de antaño. La red de redes permite conocer el mundo que nos rodea permaneciendo ocultos. Nuestro hoy vendría a ser aquella obra de teatro donde nosotros, los ciudadanos o actores, interactuamos en sociedad ejecutando un papel determinado y en permanente evolución. Es justo en ese momento cuando se gesta mi idea: la creación de Celosía Digital. Nace así un blog que pretende ser un espacio profesional de opinión. En él analizaré la sociedad que vamos conformando con nuestras rutinas diarias, vínculos afectivos, y con el ejercicio -u ocasional o desgraciadamente frecuente ausencia de desarrollo práctico- de nuestros derechos y deberes (tanto morales como jurídicos). También me centraré en la elaboración de críticas literarias o artísticas y opinaré, qué duda cabe, sobre las dificultades y logros que puedan acaecer en el ámbito de lo político. Javier de Matrice.

martes, 1 de abril de 2008

WEB EN CONSTRUCCIÓN

SOBRE MÍ

SOBRE MÍ

EN TERCERA

Javier G. Cobo, nombre real de Javier de Matrice, nació en Madrid en 1982. Periodista digital y Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid (2000-2005), ha sido becario de realización en Telemadrid y ha trabajado como redactor/presentador en Localia Fuenlabrada Televisión (2006). Su experiencia en radio pasa por la redacción/locución de los Servicios Informativos de Radio Complutense -107,5 FM- (2000-2004) y por la realización de crónicas y cuñas puntuales para Cadena Ser Madrid Sur. Es también diplomado en Arte Dramático por Metrópolis c.e. , y ha sido dirigido en teatro por Tina Sainz (preproducción de Nuestra Ciudad, 2004), Pilar Vicente (La tienda de los horrores, 2009), P. Moraelche (Bésame, tonto, 2010), Javier Delgado (El enfermo imaginario, 2011), Patricia Chávarri (El Rey Sol, 2012) y Alfonso Gómez (¡Usted es Ortiz!, 2013). Es asimismo autor de Los calostros de la Gachosa (teatro breve). En televisión ha colaborado como actor en programas como Cyberclub, La Nuestra o Sucedió en Madrid (Telemadrid, 2005). Actuaciones en cine [cortometrajes]: Así fue (Julia Gangutia, 2013), Ni siquiera Descartes (Trinidad Sánchez y Daniel Lavín González, 2013), Nada sin mí (Rodrigo Delgado y Jorge Escudero, 2013) y Extraterrestres generosos (Trinidad Sánchez, 2013). Actuaciones en web series: Sayón (The Executioner), dirigida por George Karja (2013-2014).
Contacto: javierdematrice@gmail.com