domingo, 30 de noviembre de 2008

¡SOS!

Nos asusta en extremo el raquitismo que pueda provocar la Navidad en nuestras cuentas bancarias. O no disponer del dinero suficiente para poder huir de las repetidas -hasta la saciedad- reposiciones televisivas sobre reyes magos, hijos, padres, espíritus santos y hombres con barba blanca poseidos por risas afónicas. Nos gusta la pandereta, para qué negarlo. Y si está acompañada con el mejor cava, este año servido por Gemma Mengual y sus compañeras, mejor que mejor. Pero parecemos ignorar lo que ocurre de puertas hacia fuera. El daño que podemos causar a nuestro medio ambiente con aquellas costumbres y usos que tienen el confort y el adorno como base o aval. La nocividad, en definitiva, del consumo de plásticos, multiplicado hasta límites desconsiderables durante estas fechas: envoltorios de cestas, regalos y artículos de decoración, embalajes de productos perecederos y envíos especiales, bolsas de tiendas de alimentación, moda o complementos, etc. ¿Hasta cuándo el sinsentido de tanto plástico contaminante? Suerte que ya hay lugares en nuestro país que luchan por poner fin a las bolsas no- biodegradables. A la vanguardia de estos rincones está -como siempre- Cataluña, cuyo parlamento pretende dar luz verde en el último pleno del año a una enmienda a los presupuestos autonómicos que prohíba a tiendas y centros comerciales el reparto gratuito de este tipo de bolsas desde el 2009. Se persigue con ello la reducción de su consumo en un 30%, con vistas a un descenso del 50% en 2012, retos similares a los que ya planteó el Ministerio de Medio Ambiente en el borrador del Plan Nacional Integrado de Residuos, dado a conocer en enero del presente año. El documento elaborado por el Gobierno central establecía una reducción -en el uso de bolsas- del 50% para el 2010, fijándose para el 2015 un descenso del 70%. Esperemos que, en este sentido, nuestro país no reproduzca el camino que está siguiendo con Kioto, pues, según el Informe de gases de efecto invernadero 2007 presentado a principios del mes de noviembre por Comisiones Obreras, España emite un 37% más de lo acordado en el protocolo de referencia para luchar contra el cambio climático. Pero, aunque sea sobre terrenos bastante sólidos, esto sólo son previsiones de futuro. De momento, hay ciudades en las que han surgido buenas iniciativas de concienciación. Es el caso de Tarrasa, donde los panaderos han enviado a cada hogar una bolsa de tela sin coste alguno para el destinatario. O de una cadena de supermercados de Cataluña que viene descontando dos céntimos -por cada diez euros de compra- a aquellos clientes que decidan prescindir de bolsa. O de Galicia, que el pasado 25 de septiembre repartió en las puertas de los comercios miles de bolsas biodegradables. Todo esto mientras en una conocida cadena de hipermercados presente en casi todas las ciudades de España cobran por adquirir este material elaborado a base de almidón de patata. ¿Es lógico que haya que pagar para poder ser respetuoso con nuestro entorno natural? ¿No debería ser –en el peor de los casos- al revés? A buen puerto hemos ido a parar. Sobre todo si nos medimos con Bangladesh, que impone grandes sanciones a todo aquel que porte bolsas de plástico, con Zanzibar (Tanzania), que prohíbe la producción y exportación de este producto contaminante, multando también a quienes incumplen la normativa, o con la mismísima ciudad de San Francisco ( EE UU), en cuyos grandes supermercados está vetada la bolsa no-biodegradable. Aunque las comparaciones sean odiosas, debemos dar solución al uso abusivo de unas bolsas que tardan décadas en descomponerse. Para revitalizar la importancia de una reflexión que nos lleve a un compromiso absolutamente necesario con el cuidado de nuestro medio ambiente, basta con recordar que en España gastamos unos 10.000 millones de bolsas de plástico al año, generando así anualmente unas 100.000 toneladas de este tipo de desecho. Si a esto le añadimos que el 80% de los más de 6, 5 millones de toneladas de basura que acaban cada año en el mar son plástico; que, según datos de Greenpeace, en nuestra costa mediterránea, así como en la francesa e italiana, hay más de 1.900 unidades de este material por kilómetro cuadrado –los océanos, vistos así, son auténticos vertederos-; y, finalmente, que hay más de 267 especies marinas, entre fauna y flora, afectadas por los vertidos plásticos, entre ellas las tortugas bobas, que en ocasiones mueren ahogadas al confundirlos con las medusas con las que se alimentan, ¿ no piensan que las bolsas de tela son la mejor alternativa a este desbordamiento de basura, emisora de metano en el caso de los vertederos al aire libre? Lejos quedan las bolsas de ganchillo tejidas por nuestras abuelas, los bolsos de textil plástico con anillas metálicas- más modernos- que podían durar años y años, o el golpeteo de las ruedas de los carros de compra en las escaleras comunitarias. Hoy predominan las compras en coche. Parceladas por bolsas y bolsas de plástico. En ocasiones, dos o tres si compramos pescado. Mucha cabeza, reciclaje y demandas de intervención política son las tres únicas soluciones al alcance de nuestras manos. Actuemos desde ya mismo. De lo contrario, terminaremos invadidos, no por clones o personajes ficticios de sagas de cine, sino por auténticas heces plásticas. Por Javier de Matrice.

domingo, 23 de noviembre de 2008

NO ESTÁ DE MODA PRACTICAR SEXO

Absurda me parecía la letra de esta canción interpretada por un grupo musical andaluz del que poco después emergió la actriz Gala Évora. Antes no tenía sentido el título de este tema, pero hoy en día sí. Es ahora cuando no se lleva practicar sexo. Bien porque nuestra salud y algunos estafadores nos lo impiden. O bien porque nos lo desaconseja una ridícula guía repartida hasta hace pocos días en algunas consultas del hospital Carlos III de Madrid. “Actitudes que sólo persiguen la satisfacción personal del instinto sexual, como la búsqueda del placer con uno mismo (masturbación) o con otra persona, suelen deteriorar la grandeza de la sexualidad humana”, informaba el impreso editado por la Fundación Investigación y Educación en Sida: Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas. Recetas condimentadas por la moral más rancia, probablemente con reminiscencias directas del catolicismo más exacerbado, no era sino la materia prima de esta guía que aconsejaba castidad frente al sida. Cuestionando la eficacia de los preservativos y repartiendo latigazos reprobadores contra el colectivo homosexual: “La homosexualidad se asocia con mayor frecuencia al contagio de enfermedades de transmisión sexual y trastornos mentales. Aunque hay que ser comprensivo e intentar ayudar a las personas con hábitos homosexuales, en lo posible hay que ayudarles a solucionar su alteración conductual”, subrayaba el polémico documento, fundamentado en estudios científicos. Al menos eso dicen. Mas cuestiono las adoctrinantes lecciones de castidad y fidelidad de la guía cuando recuerdo que, según la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida, el 50% de los nuevos casos de infección por VIH parte de contactos entre heterosexuales, el 25% tiene su origen en relaciones entre homosexuales, y el 12% en el intercambio de utensilios contaminados. También cuando constato que, según un estudio de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia presentado el pasado 17 de septiembre en Barcelona, cuatro de cada diez mujeres de entre 15 y 50 años mantiene sexo sin protección. Y cuando descubro que, según datos de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, 18. 000 adolescentes se quedan embarazadas cada año en nuestro país. Cierto puede ser que cuando se mantienen relaciones bajo la influencia del alcohol y de las drogas aumente la posibilidad de no percibir deslizamientos ocasionales del condón. Pero estos hechos puntuales, unidos a la inexperiencia de los principiantes a la hora de enfundarse sus profilácticos, no justifican una atemorizadora y utópica castidad hasta la unión fiel- utopía para los religiosos, por supuesto-. La solución pasa por una mejor información y por el fácil acceso a los métodos de prevención, no por la prohibición, que no sería sino la causante de un mayor número de trastornos mentales. "Todo deseo estancado es un veneno", decía el novelista André Maurois. “Nos parece intolerable que en las consultas del Servicio de Enfermedades Infecciosas de este hospital (Carlos III) se proporcione a los pacientes un folleto cuya información contiene una considerable carga ideológica. En esta publicación se realizan afirmaciones que van en contra del conocimiento científico actual, son homófonas y culpabilizan y discriminan a las personas con VIH. Está comprobado que este tipo de actitudes, además de menoscabar el respeto y consideración que merece cualquier paciente, favorecen la expansión de la pandemia de VIH. Es más, tras una larga y fructífera historia de investigación y avance en la prevención del VIH y el sida, arrojar dudas sobre la eficacia y efectividad del preservativo desde un servicio sanitario público es un acto de irresponsabilidad que afecta a la salud pública”, escribía en una carta al director de El País -publicada el 20 de noviembre de 2008- Tomás Hernández Fernández, vicepresidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública y médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Queda claro, pues, que los autores de esta guía deberían emplear también profilácticos en su verborrea y pluma. Precisamente alguno de aquellos preservativos que muchos españoles no pueden utilizar debido a la disfunción eréctil que padecen. Plausible en este sentido la noticia del desmantelamiento en Murcia -el pasado 17 de noviembre- de una red dedicada a la venta en Internet de comprimidos falsificados de Viagra y otros medicamentos con similares “efectos”. ¿Cómo es posible que todavía haya quienes desconozcan que la ley en nuestro país sólo permite vender medicamentos en farmacias? ¿Es la vergüenza de quienes sufren este tipo de disfunción lo que les lleva a comprar Viagra por la red? Quizás merezca recordar que el 62% de los medicamentos que se compran por Internet son falsos o no siguen los parámetros de calidad requeridos. Por no hablar de salubridad. ¿Es acaso una casa de campo rodeada de excrementos de perros y gatos -como la desmantelada en Puerto Lumbreras, Murcia- el mejor almacén para soluciones médicas? Es más, cabe apreciar que aunque en este caso los medicamentos sólo contenían el 68% del principio activo, en ocasiones se ha llegado a alterar la composición de los comprimidos hasta límites de gran peligrosidad, llegando a venderse pastillas cuya dosis era tres veces superior a la “indicada”, así como unidades que contenían éxtasis o anfetaminas. Me uno de esta manera a aquellos profesionales que demandan una revisión del Código Penal que permita equiparar el delito de falsificación de medicamentos al de drogas duras, endureciéndose así las penas hasta los nueve años. Recordemos que en nuestro país la vía penal castiga esta tipología de delito con entre tres meses y cuatro años y medio de prisión, así como con una sanción límite de 220.000 euros. Insuficiente condena tratándose de atentados contra la Salud, nuestro bien más preciado. Sea por unos u otros motivos, lo que queda claro es que no hay día en que no se intente obstaculizar o dificultar una de nuestras prácticas más sanas y recomendables (con precaución): el sexo. Javier de Matrice

domingo, 16 de noviembre de 2008

DIVORCIADOS

Días atrás el cartel de esta foto decoraba vallas, paredes y farolas en la zona RENFE de la localidad madrileña donde resido. “Sé el dolor que te he causado y que estás pasando. Lo siento en el alma. Sólo decirte, PJ, perdóname algún día”, gritaban las hojas. La gente que se desplazaba a sus trabajos las leía. Sus caras moldeaban expresiones difíciles de decodificar. Quizás sólo las mentes expertas diseñaban gestos de conocimiento. De una resignación aleccionadora que les resultaba muy común. Pero a mí el escrito me hacía reflexionar sobre sus dimensiones públicas. Me preguntaba por qué se pretendía hacer público un mensaje y no hacer explícitos el nombre y apellidos del destinatario. ¿No hubiese sido más fácil enviárselo por carta a la persona interesada y a los conocedores de la historia? El emisor hubiera evitado así el desconcierto de los viandantes, el esfuerzo de los empleados de limpieza en despegar los carteles –les informo de que había uno por cada cinco palmos-, y la manifestación de un acto cobarde que contaba con la confidencialidad como salvadora. Pero detrás de este mensaje cuasi- público posiblemente haya una realidad que nos atañe a todos: la de las separaciones. Según datos de la publicación Mujeres y Hombres 2008, del Instituto Nacional de Estadística, la duración media de los matrimonios que se disuelven en nuestro país es de 15 años. Si a esto le añadimos que por cada cinco parejas que se casan en la Comunidad de Madrid se terminan separando cuatro, y que, según datos del Consejo General del Poder Judicial, en los dos primeros trimestres del presente año se rompieron más de 9.500 matrimonios en nuestra región (54 matrimonios de media al día), para nada debería extrañarnos este mensaje. Además de recibir estos datos, acostumbrados parecemos estar ya a oír hablar de la rutina de la vida en pareja, el egoísmo, la infidelidad, los matrimonios de conveniencia, los malos tratos, y las dificultades para conciliar trabajo y vida familiar. Y muy habituados estamos ya a consumir películas que retratan la desdicha de las relaciones de pareja. Véanse por ejemplo las recién estrenadas Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes, y Que parezca un accidente, de Gerardo Herrero. Pero lo que sí nos sorprende, y muy gratamente, es que con la crisis económica como espada de Damocles haya gente que ponga fin a convivencias tortuosas e infelices. Porque la recesión actúa hoy como amputadora de libertades. Si antes la Religión unía las parejas, ahora es el euro el que las ata. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el año pasado rompieron más de 137. 000 parejas, un 5, 8% menos que en 2006. Por otra parte, durante el primer trimestre de este año el número de rupturas matrimoniales cayó un 22%. Las cifras demuestran sin miedo al error que con la crisis está disminuyendo el número de divorcios. Seguramente influyan en este hecho las dificultades que tienen los futuros nuevos solteros para pagar la hipoteca o hacer frente a nuevos gastos. Quizás también el que se propongan menos salidas vacacionales, disminuyendo así el número de horas de convivencia pura y dura que experimenta el matrimonio. Tal y como apuntaba Rafael Puyol, de la Fundación Instituto de Empresa, en su columna del diario ABC el pasado 7 de octubre, “el divorcio Express se puede obtener por poco menos de 600 euros, pero genera gastos, especialmente en el caso de las familias que, cuando se rompen, tienen hijos. El pago del cuidado y la educación de los niños, el de la hipoteca, que no entiende de rupturas matrimoniales, o el de un nuevo domicilio para el cónyuge que se ha ido de casa, normalmente el marido, genera desembolsos difíciles de afrontar”. Visto lo visto, aún me extraña que los que han sufrido el martirio de un matrimonio mal avenido no hayan escogido el 28 de agosto, día de San Agustín, como fecha conmemorativa de su nuevo estado civil. Porque a gusto es como se habrán quedado si eran sus ganas las de divorciarse. Javier de Matrice.

domingo, 9 de noviembre de 2008

EPÍSTOLA AL JUEZ GARZÓN


Estimado juez Baltasar Garzón:

Lo suyo es una carrera de obstáculos. Incluso estando de baja médica debe sortear las barreras que le ponen sus propios compañeros. ¡Dónde quedaron los detalles: los bombones, las flores…! Ahora lo que hay es un stop temporal promovido por la Fiscalía, no por su propia salud. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional se agarró el pasado viernes 7 de noviembre a la noción de urgencia recogida en el párrafo segundo del artículo 22 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal para frenar la apertura de fosas que usted tenía anotadas en su agenda. “Mientras no recaiga decisión (sobre la competencia), cada uno de los jueces instructores seguirá practicando las diligencias necesarias para comprobar el delito y aquellas otras que considere de reconocida urgencia”, reza el artículo aplicado por el tribunal. Anonadado me quedo. Se suspenden cautelarmente los trabajos autorizados por usted y por su suplente -el juez Santiago Pedraz- en materia de exhumaciones a la espera de que se dictamine si es competente para instruir e investigar lo que algunos consideramos que deberían tomarse como crímenes contra la Humanidad: los asesinatos múltiples y programados, torturas y enterramientos forzosos cometidos durante la Guerra Civil Española y el franquismo. Se habla de que no son tareas urgentes. Desconozco su postura, pero creo que estará de acuerdo conmigo en considerar que la celebración del pleno tampoco era muy urgente, pues la decisión de 10 de los 15 magistrados presentes en la reunión de urgencia sólo afecta de manera inmediata a la fosa en la que “descansa” Federico García Lorca (Alfácar, Granada), a otra de La Serna (Madrid), y a la fosa de un columbario del Valle de los Caídos. De hecho, curioso me resulta que la Fiscalía solicite la paralización de exhumaciones justo después de que el juez Pedraz permitiera estos días de atrás la apertura de seis nuevos enterramientos. ¿No había ya autorizado usted la apertura de 19 fosas en el auto en el que se consideraba competente, fechado a día de 16 de octubre de 2008? ¿Ahora nos pueden las prisas? Perplejo también me deja que en el pleno se señalase que estas exhumaciones podrían causar “perjuicios irreversibles de difícil reparación” si a usted no le compete la investigación. ¿Perjuicios a quién? ¿A los familiares de los ocho fusilados en 1936 y enterrados en 1968 en el mausoleo madrileño sin el consentimiento de los suyos? ¿A decenas de hermanos, hijos y nietos que quieren dar digna sepultura a los huesos de quienes ocupan el principal vacío que reflejan sus miradas? ¿A la nieta de un maestro granadino que lleva tiempo buscando precisamente eso: la libre disposición de los huesos de su abuelo? Más aún me sorprende leer en la edición de La Razón del sábado 8 de noviembre (editorial Una decisión ajustada a derecho) que “han actuado acertadamente los magistrados de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional al subsanar una anomalía procesal…”, refiriéndose con ello a su proceder jurídico. ¿Opinan lo mismo las partes personadas en la causa, en concreto las asociaciones denunciantes? Mucho lo dudo cuando puede comprobarse que inmediatamente manifestaron su malestar por no ser informados de esta estimación que tiene sus raíces en una disconformidad del Ministerio Público avalada por la Ley de Amnistía de 1977, norma que por otra parte de buen gusto bien podría derogarse por ser contraria a Convención de Derechos Políticos y Civiles de 1966, ratificada por España en julio de 1977. “Creo que fue una de las claves de la transición. Las circunstancias no eran precisamente ideales: los franquistas tenían el poder y los medios de represión. La oposición tenía la capacidad de movilización en las calles, pero ellos tenían los aparatos de represión. Los dos lados eran débiles, y se vieron obligados a pactar”, manifestaba el historiador José Álvarez Junco al hablar del acuerdo del 77 en una entrevista publicada en El País el 14 de septiembre de 2008. Aunque necesario para el desarrollo de nuestra transición democrática, quizás hoy deberíamos centrarnos en la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, en la “cláusula Martens”, que tipificaba como delito los abusos de vencedores sobre vencidos, y en la legislación internacional sobre Derechos Humanos, que, como bien recalcó el analista José Yoldi en El País el pasado 8 de septiembre (en su artículo La justicia de los vencidos), "reconoce que las desapariciones forzosas constituyen un delito permanente mientras las víctimas continúen en paradero desconocido”. Expresada mi opinión, también me gustaría comunicarle mi desacuerdo con algunos juicios o calificativos que el desarrollo de su labor está generando en diversos medios que se alejan del pensamiento de izquierdas. Todos ellos vertidos hacia su persona o empresa. Algunos han señalado que tiene cierto afán populista. Otro conocido historiador ha señalado también que “no necesitamos ningún juez que decida qué es la Historia” o que usted “está convirtiendo España en un tanatorio”. Despropósitos, estimado juez. Lo que ocurre es que usted ejercita su trabajo, que es el de juzgar. Olvidan estos generadores de polémica que cuando solicitó información sobre las víctimas de esta enterrada historia -a la Conferencia Episcopal, al Archivo General de la Administración, al abad del Valle de los Caídos, a los alcaldes de diversas ciudades, etc.-, detrás se hallaban, entre otras, las denuncias de 13 asociaciones para la recuperación de la memoria histórica. Esperaré impaciente el fallo que ponga de manifiesto su competencia para continuar con la investigación. En primer lugar, porque pienso que el juzgado número 5 de la Audiencia Nacional está haciendo mucho por los familiares de las víctimas de la brutalidad, intolerancia o arbitrio franquista. Por otro lado, porque considero que las exhumaciones no reabren heridas, sino que las cierra. Para ello me revisto con la profesionalidad de Guillermo Fouce, profesor de la Universidad Carlos III y Coordinador de Psicólogos sin fronteras, que, tal y como señalaba en el diario Público el pasado 18 de septiembre en su artículo La memoria histórica cierra heridas, “los procesos de recuperación de la memoria histórica cierran heridas, cierran procesos y contribuyen a una mejora en las condiciones de vida de los familiares. No se abren traumas, más bien se normaliza la convivencia, se rompen tabúes sociales y políticos y, con ello, las personas atenúan sus propias pesadillas”. El cuerpo es necesario, qué duda cabe, para cerrar el duelo. Así ha sido desde que el hombre es hombre. Y por último, espero su triunfo sobre la Fiscalía porque admiro su profesionalidad. Los habrá iguales para investigar casos como éste. Para esclarecer y dar digna entierro a las más de 133.000 víctimas de la Guerra Civil y la posguerra. Ardua, minuciosa y costosa tarea. Pero no los habrá mejores que usted.


Le desea una pronta recuperación, Javier de Matrice

domingo, 2 de noviembre de 2008

DIARIO DE UNA NINFÓMANA

Cuando veo a Geraldine Chaplin en la recién estrenada Diario de una ninfómana –en su papel de abuela de Val-, me vienen a la mente unas palabras del padre de la actriz estadounidense, ya casi más bien española en pareceres: el gran Charles Chaplin. Verbos éstos que son la clave de que el filme de Christian Molina no haya despertado en mí la sensación de haber desperdiciado el dinero en la adquisición de una entrada de cine: “Siempre trato de crear lo inesperado de una forma distinta: si tengo la impresión de que el público está esperando verme llegar por la calle a pie, de repente me subo a un coche de un salto. Si quiero llamar la atención de alguien, en lugar de darle unas palmaditas en el hombro o de llamarlo, le paso el bastón por debajo del brazo y tiro hacia mí. Imaginarse qué esperan los espectadores y luego hacer todo lo contrario es para mí todo un placer”, decía el cineasta londinense en L´art de faire rire. Lo inesperado como llave con la que abrir el arcón del triunfo. Nada nuevo, pero resultona fórmula para no caer en escenas de sexo y más sexo, que es lo que puede esperar el espectador al leer el título de la película. La adaptación cinematográfica del homónimo libro de Valérie Tasso, publicado en 2003, huye, por lo tanto, de lo más anecdótico en sí, que bien podría ser una posible focalización del interés en una sucesión constante de actos íntimos e instintivos, que también los hay, para centrar el eje de su discurso en temas tan importantes como la libertad individual de la mujer, el amor, la familia o la amistad. Todos ellos entretejidos o complementados con temáticas duras e indigestas: la muerte, la enfermedad, la traición y los malos tratos. Protagonizada por la catalana Belén Fabra, Llum Barrera y Leonardo Sbaraglia, Diario de una ninfómana, a diferencia de la novela sobre la que versa, perfila una nueva voluntariedad de Val en el acceso a la venta de su sexo, ahonda en la realidad del consejo, y explora y enjuicia aún más lo patológico de lo que para la protagonista es un modo de vida: el “carpe diem” a través del sexo. Pero, a pesar de abordar con suficiencia temáticas sociales de gran interés y de contar con excelentes actores, este filme, censurado en los autobuses municipales de Madrid por culpa de una manita ligeramente desplazada hacia los genitales (¡Cómo para haber diseñado el cartel de la película con una fotografía de Helmut Newton!), brilla por su lentitud y por un tratamiento menos profundo que Tasso en materias de prevención de enfermedades sexuales. Decía el escritor Javier Moro, autor de Pasión India o Las montañas de Buda (20 minutos/ 29 de octubre de 2008), que “cuando terminas (de escribir) un libro, siempre te deprimes, te quedas muy solo”. Pienso que lo mismo le ocurre al lector a la hora de finalizar el ejemplar que tiene entre las manos: siente la falta de un texto que le sople nuevas vidas. Pero esto no me ocurrió con Diario de una ninfómana (libro), ni con la adaptación cinematográfica de la obra más conocida de la escritora francesa, autora también de Paris, la nuit (2004), El otro lado del sexo (2006), y Antimanual de sexo (2007). Mas no hay que restarle el valor libertario a ambos trabajos –el literario y el audiovisual- en un mundo en que todavía se lapidan a mujeres por supuesto adulterio, en el que aún existen hombres que venden a sus esposas, o en un país en el que, cada hora, ocho mujeres llaman al 016 demandando ayuda por cuestiones de maltrato de género. No muy desencaminada en su opinión parece estar la abuela de Val -en la película- cuando dice que el matrimonio es otro tipo de prostitución. Visto lo que el filme, el libro y las noticias televisivas nos enseñan, benditas sean las ninfas. Y lo dice un ateo. Javier de Matrice.

SOBRE MÍ

SOBRE MÍ

EN TERCERA

Javier G. Cobo, nombre real de Javier de Matrice, nació en Madrid en 1982. Periodista digital y Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid (2000-2005), ha sido becario de realización en Telemadrid y ha trabajado como redactor/presentador en Localia Fuenlabrada Televisión (2006). Su experiencia en radio pasa por la redacción/locución de los Servicios Informativos de Radio Complutense -107,5 FM- (2000-2004) y por la realización de crónicas y cuñas puntuales para Cadena Ser Madrid Sur. Es también diplomado en Arte Dramático por Metrópolis c.e. , y ha sido dirigido en teatro por Tina Sainz (preproducción de Nuestra Ciudad, 2004), Pilar Vicente (La tienda de los horrores, 2009), P. Moraelche (Bésame, tonto, 2010), Javier Delgado (El enfermo imaginario, 2011), Patricia Chávarri (El Rey Sol, 2012) y Alfonso Gómez (¡Usted es Ortiz!, 2013). Es asimismo autor de Los calostros de la Gachosa (teatro breve). En televisión ha colaborado como actor en programas como Cyberclub, La Nuestra o Sucedió en Madrid (Telemadrid, 2005). Actuaciones en cine [cortometrajes]: Así fue (Julia Gangutia, 2013), Ni siquiera Descartes (Trinidad Sánchez y Daniel Lavín González, 2013), Nada sin mí (Rodrigo Delgado y Jorge Escudero, 2013) y Extraterrestres generosos (Trinidad Sánchez, 2013). Actuaciones en web series: Sayón (The Executioner), dirigida por George Karja (2013-2014).
Contacto: javierdematrice@gmail.com