domingo, 28 de diciembre de 2008

SANTOS INOCENTES


Era un ángel molinero.
Saltaba, corría y dormía,
siempre, mientras con esmero,
todo el bien sobre sus espaldas mecía.

Acariciaba, besaba y susurraba,
gritaba, pinchaba y gruñía,
mas su corona brillaba,
por todo el amor que ofrecía.

"¡Tierno diablillo!", decíanle de niño.
"¡Amarga flor!", le reprochaban sus dioses.
"Déjenme entretener a mis aves,
que con mis alas aliviaré su frío",
replica ahora Pícaro.

Javier de Matrice

Versos dedicados a todos aquellos que, aun siendo adultos, todavía conservan la travesura e inocencia de la niñez.

domingo, 21 de diciembre de 2008

ORO MAGNÉTICO

Tendré que pensarme si el año que viene podré viajar en transporte público. No me ha tocado la lotería. Sí, mi gozo en bombos lacrados. El año que viene tendré que viajar en coche. En mi mecherito. Porque viajar en tren y metro será ya cosa imposible. Enero nos dará la bienvenida con un incremento medio del abono transporte del 5,75%. 30 euros anuales más para los del A normal, y cerca de 40 euros para los del B2. Por no hablar de los más de 44 eurazos añadidos que deberán ir ahorrando los del B3 -adulto- para poder desplazarse a sus trabajos en 2009. Pero nosotros, ni mu. Qué más da que nos flagelen un poquito más. Con tal de dar la razón a esos anuncios visionarios que nos recordaban que nuestro metro vuela, lo que sea. Antes primaba lo simbólico, y quizás lo exagerado, a la hora de definir un servicio que aunaba rapidez, alcance y sostenibilidad. Pero ahora sí que estamos en lo cierto al decir que nuestro suburbano volará. Porque sólo unos cuantos podrán costearse ese lujo. Adiós a las “sardinitas humanas” enlatadas, a andenes de procesión y a axilas folclóricas. Hasta siempre a subidas bajo presión, a aerofagias clandestinas y a tertulias de marujillas chillonas. A canciones ratoneras de excéntricos celulares y a incidentes ocasionados “por causas ajenas”. Bienvenidos a la aportación medioambiental, a la potencialidad de atascos por doquier fomentados por un combustible cada vez más barato. Recordemos que el pasado 18 de diciembre el litro de gasolina bajó a 86 céntimos de euro, la marca más parecida a los 85, 2 céntimos de enero de 2005. Una tendencia al abaratamiento que también siguen los precios del gasóleo, a 88,9 céntimos el litro el pasado jueves. Con tales condiciones más de uno se pensará un cambio hacia el viaje a cuatro ruedas, pese a que este volantazo no esté muy aparejado con los objetivos medioambientales que se proponen desde Europa. Flaco favor le haremos así al paquete de medidas contra el cambio climático que aprobó hace una semana la Eurocámara, compromiso que -para el 2020- plantea recortes del 20% en las emisiones de CO2 (tomándose como referencia los niveles de 1990). Ya el pasado 17 de septiembre, tras un agosto que infló significativamente los precios del transporte en Madrid, un lector de ADN, Roberto Pérez, propuso en la sección Xpresate de este diario gratuito un “abono transporte en función de la renta”. “¿Para cuándo un abono que no vaya en función de la edad, sino del sueldo de cada uno?”, protestaba Roberto. Sensatas palabras si recordamos que, desde el 2003, el transporte en nuestra región ha subido más del doble que los salarios. El pobre, por lo tanto, sigue siendo pobre. Y el medio para desplazarnos a nuestra factoría del pan se encarece. Así que, de próspero año nuevo, nada de nada. Buena es la noticia de que aparezcan nuevos billetes: la rebaja del 20% para quienes tengan una minusvalía igual o superior al 65%, o el combinado, que permitirá ahorrar a los que, además de ser usuarios de Metro, viajen por Metrosur, Metroligero o Metronorte . Pero estas facilidades ya deberían de haberse ofrecido antes, desde un principio. Dulces de consuelo. Eso es lo que son. Respondamos. Manifestémonos. Lo social y lo humano siempre han de ir por delante de toda decisión económica que asfixie airosamente nuestra calidad de vida, le pese a quien le pese. Reculó Gallardón con su prohibición del hombre-anuncio. Brilló el Parlamento Europeo con la derrota de la directiva de las 65 horas semanales (¡Un brindis por el eurodiputado socialista Alejandro Cercas, artífice de esta defensa del derecho laboral!). ¿Debemos dejar, pues, que asalten nuestros bolsillos de esta manera? ¿A qué clavo ardiendo se agarrarán de nuevo dentro de unos meses para subir el precio de nuestros cupones mensuales? ¿A la subida del agua? Javier de Matrice.

domingo, 14 de diciembre de 2008

BUENAS COMPAÑÍAS

Con la crisis parece haber bajado un poco la fiebre del perro complemento. Y eso sí que me alivia. Ya estaba harto de pasarelas de canes iguales. De modas pasajeras que, a mi modo de ver, eclipsaban el principal aporte de este animal de cuatro patas: su fiel compañía. Aún recuerdo el deseo inicial de casi todo hijo de vecino por adquirir un pastor alemán. Después vino la invasión del pekinés. Luego el auge de las peluquerías caninas, con el consiguiente debut de rulos de colores para los más repollos: el caniche, el coker y el yorkshire. Imposible olvidar también la tendencia a la compra de huskies siberianos a mediados de los 90, o el aporte tonificador y controvertido de las razas pitbull o dobermann, veneradas por algunos jóvenes hasta hace bien poco. Pero ahora lo más inn viene de la mano de los bulldog -franceses o ingleses-, perros pequeñitos que roncan como cien gañanes juntos. Por no hablar del labrador, el can estratégico por excelencia. Habrá a quienes les guste por cuestiones de estética, pero la necesidad de un reconocimiento externo está latente en muchos de los propietarios de este perro. En este sentido, lamentables me parecen las escenas tragicómicas que provocan unos vecinos míos, muy dados a pasear con su bebé acompañados de un labrador. “¡Cómo ha crecido! ¡Qué bonito que es!”, le dicen siempre a mi vecina. Pero lo patético es que se lo dicen al cachorro, no a su hija. Y así, día tras día. Suerte que la niña aún no entiende nada de lo que escucha. De lo contrario, su cita con un psicólogo ya la tendría apalabrada. Pero la recesión aprieta, y ya ochocientos o mil euros van pesando mucho a la hora de comprar un cachorro. Estupendo, sin duda. Ya va siendo hora de que comience a primar lo funcional en la adquisición de un animal de compañía, más aún cuando hay miles de perros abandonados en busca de una caricia. Este es el mensaje que se ha venido lanzando estos días desde las distintas protectoras de animales de nuestro país. Es el caso de El Refugio y muchos de sus voluntarios, que el pasado 8 de diciembre se manifestaron en la madrileña Puerta del Sol pidiendo que estas navidades, en lugar de comprarlas, regalemos mascotas adoptadas. Lo mismo perseguía este fin de semana la Asociación Nacional de Amigos de los Animales (ANAA) en el centro comercial La Vaguada (Madrid) con la búsqueda de unos dueños para una veintena de sus perros. Labor encomiable. Es más, ambas organizaciones, además de fomentar la adopción, han sacado a la venta multitud de productos navideños (llaveros, calendarios, tarjetas de felicitación, material escolar, bolsos, joyas, lotería…) con el propósito de recaudar fondos para estos animales huérfanos de cariño humano. Que son muchos. El pasado 10 de diciembre se celebró el Día Internacional de los Derechos de los Animales, mayor motivo aún para recordar que todo animal tiene derecho a la vida y a una segunda oportunidad. Y a terceras e infinitas. Hagan el favor: estos reyes no compren mascotas. Regalen o adquieran animales adoptados. Javier de Matrice.

domingo, 7 de diciembre de 2008

LADRONES DE CUENTOS

La caridad engalana sus auténticas necesidades. Al menos esto es lo que pienso cuando descubro que hay mendigos que alquilan niños por 20 euros para que sus cepillos, a lo largo del mes, suenen más. Y tanto que más: 1.200 euros con niños en sus regazos y 800 los que piden a solas. Por no hablar de quienes estafan con supuestas asociaciones benéficas e ingresan cerca de 1.500 euros mensuales. Y muchas veces son menores los que piden la rúbrica, para más inri. Ladrones de infancias son, sin recurso alguno, todos estos desalmados que explotan a sus hijos. Robavidas también quienes pagan por llevar llantos de frío en sus brazos. Me quedo de piedra cuando me informan de esta realidad. La pobreza no debería justificar nunca estas penosas escenas. Porque a un niño hay que enseñarle el camino correcto. Las rúas de las acciones bien hechas. Jamás habrá que guiarles por sendas fuera de ley si lo que se pretende es una nueva vida para ellos. Quizás esté nadando sobre el sólido terreno de culturas foráneas poco flexibles. Pero mi ideario sólo proyecta en mis entendederas imágenes navideñas de niños con ojos sonrientes, no las de bebés y adolescentes trabajando por activa o por pasiva. En Navidad, y durante el resto del año, los niños deben vivir al máximo lo que les brinda el momento, tanto lo experimentable como lo imaginable -que es menos costoso-. Estas fiestas son para hacer sentir a los más pequeños la tradición. Bien sea oyendo baladas pastoriles a ritmo de panderetas o palmoteo. O bien saboreando el calor y humo que avivan las castañeras. Porque es en Navidad cuando, gracias a la iluminación callejera, los niños descubren el sentido de los colores. Cuando aprenden que el rojo de las bombillas es el mismo que el de los volantes gitanos sevillanos, aquél mismo con el que pintarán corazones asfixiados por el yugo de Cupido. Cuando descubren que el verde de aquellas lámparas que tintinean con el viento es el mismo que el de los mantos de labriego jienenses, o el de los senderos de la hospitalidad extremeña. Por no hablar del azul, todo un antecedente de sus paseos futuros sobre puertos gaditanos o atardeceres en El Ferrol. Y del violeta, el color del caramelo madrileño más castizo. O el de la flor del azafrán de Consuegra, todo un ejemplo de que poco también puede ser mucho si le sabemos sacar partido. Al alcance de todos está, pues, bailar al son de la vieja organillera, huir de las diabólicas máscaras de la plaza de Santa Cruz, y cabalgar sobre el equino de Carlos III. Todos ellos, regalos de duendes chisperos. De hadas hilanderas que pincharían con sus agujas –con mucho odio- las manos del explotador infantil y las de sus interesados. Desde mi tribuna denuncio así la barbarie del insensato, como también –y tan bien- lo hizo ya Natividad Cepeda, colaboradora de El Periódico del Común de La Mancha, el pasado mes de noviembre en esta publicación ciudadrealeña (artículo ¿Quién negocia con el llanto silencioso de los niños?): “Charles Dickens-por citar un escritor universal- en sus novelas denuncia la infancia maltratada y explotada, además de los excesos de la sociedad de su tiempo. Juan Ramón Jiménez, en las páginas de Platero, hace desfilar niños con penurias y tristezas, y la fotografía narrativa de una sociedad rural con valores y contravalores entrelazados. En los cuentos infantiles recogidos oralmente por autores europeos, el abandono de los niños como en La casita de chocolate y en Pulgarcito, nos los describen. Y José María Sánchez Silva en Marcelino Pan y Vino, muestra al bebé dejado en la puerta de un convento. Niños que lloran y sufren en sociedades diversas con saltos de siglos, pero con el mismo llanto. Niños que hoy además son ultrajados, vejados, asesinados y utilizados para satisfacer bajas pasiones de seres depravados. Niños desaparecidos, perdidos por esos mundos inhóspitos donde la vanidad y el lujo priman el mérito de los codiciosos. Niños que sólo son cifras desvanecidas en los medios informativos cuando pasan unos meses y nadie sabe dar cuenta de ellos”. Certeras palabras, estimada Natividad. Basta ya de comerciar con el bienestar y la salud de los niños. El único trabajo que nuestros pequeños han de desempeñar es el de dar de comer a los camellos de los Reyes Magos. Y el de soñar con cuentos. Así nos lo enseñaron nuestros padres y abuelos. Javier de Matrice.

SOBRE MÍ

SOBRE MÍ

EN TERCERA

Javier G. Cobo, nombre real de Javier de Matrice, nació en Madrid en 1982. Periodista digital y Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid (2000-2005), ha sido becario de realización en Telemadrid y ha trabajado como redactor/presentador en Localia Fuenlabrada Televisión (2006). Su experiencia en radio pasa por la redacción/locución de los Servicios Informativos de Radio Complutense -107,5 FM- (2000-2004) y por la realización de crónicas y cuñas puntuales para Cadena Ser Madrid Sur. Es también diplomado en Arte Dramático por Metrópolis c.e. , y ha sido dirigido en teatro por Tina Sainz (preproducción de Nuestra Ciudad, 2004), Pilar Vicente (La tienda de los horrores, 2009), P. Moraelche (Bésame, tonto, 2010), Javier Delgado (El enfermo imaginario, 2011), Patricia Chávarri (El Rey Sol, 2012) y Alfonso Gómez (¡Usted es Ortiz!, 2013). Es asimismo autor de Los calostros de la Gachosa (teatro breve). En televisión ha colaborado como actor en programas como Cyberclub, La Nuestra o Sucedió en Madrid (Telemadrid, 2005). Actuaciones en cine [cortometrajes]: Así fue (Julia Gangutia, 2013), Ni siquiera Descartes (Trinidad Sánchez y Daniel Lavín González, 2013), Nada sin mí (Rodrigo Delgado y Jorge Escudero, 2013) y Extraterrestres generosos (Trinidad Sánchez, 2013). Actuaciones en web series: Sayón (The Executioner), dirigida por George Karja (2013-2014).
Contacto: javierdematrice@gmail.com