domingo, 27 de enero de 2013
MI CARTILLA
El castellano toma la delantera. Y no lo digo porque la
lengua de Cervantes probablemente capitanee en el campo del engaño político
vistiéndose de pastel en lugar de negro. Lo remarco con ánimo de subrayar que
ya ha ganado en Estados Unidos a todas
las lenguas románicas. Conscientes de que el triunfo se ha logrado en una débil
tanda de penaltis con ventajas para un abombado mundo hispano, nadie nos podrá
cuestionar que sea la segunda lengua más utilizada en Twitter y la tercera en
Internet. Así lo revela el anuario 2012 El
español en el mundo del Instituto Cervantes. Los interrogantes vendrían
acaso de la mano de la facilidad de acceso a la red de redes, pero ése es otro
partido. En éste ya nos proclamamos vencedores millones de personas en todo el
mundo, más aún a sabiendas de que en China la demanda para aprender nuestro
idioma es cada vez mayor. Y como castellano y mandarín se alíen, ya pueden
decir mass (misa). Y que la den
cantada, que en 2013 estamos de aniversario. La casa de nuestra lengua cumple años y ha anunciado para el
próximo septiembre una gran exposición sobre sus tres siglos de historia. Que
diga poco o mucho, dependerá del árbitro. Pero a la fuente iremos a bañarnos con la XXIII edición del diccionario
de la RAE. Con impermeable incluido, que dicen que la XXIV no será de papel.
Comprensible. Eso sí. Que la recomendación de quitar algunos acentos ni lo fue
ni lo será, por mucho que intenten colárnosla en campo propio. “Es que los
viejos tenemos una tradición de escribir. A mí me costó mucho perder el acento
de fue y de dio…”, apuntaba José Manuel Blecua, director de la RAE, en una
entrevista publicada el pasado 20 de enero en el diario ABC. Así respondía a la
pregunta de si el adverbio “sólo” debía ir con o sin acento. ¿Qué
necesidad hay de descogollarlo? Ovaciones para la enmienda de “gallego” como
sinónimo de “tonto” (C.Rica) en la quinta acepción del gentilicio. Pero para
esto, abucheo impío. No es nada nuevo, pero no me acostumbro. Ni consenso, ni
togas. Aquí, la visión desde el campo de juego. La del alumno que de chico se
dejaba los dedos banderilleando
palabras. La del estudiante que se despertaba con los dictados de su señorita y
esperaba ver poco rojo en su hoja de rayas. Seguiré escribiendo “guión” con
tilde durante los 60 “ó” 70 años que me queden de amor a la escritura, desobedeciendo
cualquier directriz del entrenador. Porque tildo mis recuerdos y me siento
feliz. Como lo era Ilya (Melina Mercouri) en Nunca en domingo cuando versionaba el mito de Medea. O Mary Poppins
cantando ese trabalenguas copioso en ñoñerías, me temo que desconocedora de que
la palabra más larga del mundo era del griego antiguo, inventada por
Aristófanes y compuesta por 182 letras. Búsquenla, pero después váyanse a la playa.
Sigan las instrucciones de Ilya. Javier
de Matrice. “Ése”.
domingo, 20 de enero de 2013
LÁGRIMAS
No podía respirar bien. Sentía en el fondo de su garganta un
ardor que ni mil agujas incandescentes le hubieran podido procurar. Sus ojos
latían sin lágrima que los aliviara. Sabía que no era una más de sus
pesadillas. No había sábanas bajo las que enroscarse. Ni espejo al que mirarse.
Sólo ella arrodillada. Y bajo su frente, su propio cuerpo. Un vientre que hacía
bien poco albergaba una falsa esperanza de felicidad que al fondo lloraba.
Únicamente eso le preocupaba, la soledad de su niño. Ser oscura ante los ojos
de su Ernestito. Desaparecer de la vista de esos lucerillos negros del tamaño
de dos platos que tanta vida le dieron. “Ya está, hija”, oyó. Era su tía
Carmen, a la que hacía quince años que no veía. Miró a su alrededor y allí
estaban todos. Sus abuelos Nicolás y José, su amiga Jacinta, María Luisa y
Pepa, las del estanco, su cuñada Eva… Todos la abrazaban. Llovían las caricias
y los gestos más tiernos. Sobre ruedas venía el sosiego. Y sobre garrota,
alguien que nunca conoció pero vio siempre en fotos: su abuela. La yaya
Francisca entraba a la cocina con pisada fuerte y semblante serio. Como cuando,
según cuentan, fue a cantarle las cuarenta al alcalde del pueblo en tiempos de
posguerra. Admirada y respetada, sólo le bastó con dar dos pasos al frente para
que todos le abrieran paso con reverencias contenidas. Clara rompió a llorar y
Francisca se acercó a levantarla. En su mirada no había lágrimas, sólo sed de
justicia. Se abrazaron y desparecieron todos, quedando sólo el llanto atronador
del bebé. Sí, es ficción de cosecha propia. Pero aún hay manos que poco tiemblan
a la hora de matarlas. Durante el 2012, 46 casos comprobados y otros cuatro en
proceso de investigación. Escalofriante el dato, a pesar de que el número haya
ido a menos si lo comparamos con años anteriores. Eso aquí, que allí ni te
cuento. ¿Cuántas Amanat en India? ¿Para cuándo la igualdad global? A las
cuatro mujeres que representan a New Hampshire en el Capitolio. A
Sonia Gumpert, primera decana de los abogados madrileños. O a Seiko Noda y
Sanae Takaichi, políticas japonesas que han logrado acceder a la cúpula del país
nipón. A todas ellas, gracias. Vuestro reconocimiento también es nuestra pancarta.
Javier de Matrice.
domingo, 13 de enero de 2013
VIAJE EN FAMILIA
Hay sentimientos que están descatalogados. Quien puso nombre
a cómo nos sentimos debió de olvidarse de muchos, calzándolos torpemente dentro
de otros términos por proximidad, vagancia o falta de tinta. Es la conclusión a
la que llego al ver a Mariano Rajoy, Ana Pastor, Artur Mas y al Príncipe don
Felipe en la inauguración del AVE Barcelona-Girona. Sé qué es lo que siento,
pero no hay vocablo que descubra la sensación de rancio vaho que generan en mi
imaginario al verlos allí sentados. ¿Creer o tragar? Nunca vi unos deberes tan
bien definidos. Afortunadamente la gamuza me la brinda la pitón que estos días
de atrás fue capaz de volar sin billete durante hora y media, “rectando” sobre
el ala de un avión que viajaba desde Australia a Papúa Nueva Guinea. O el
pasajero de un vuelo entre Reykjavik y
Nueva York que tuvo que ser atado a su asiento con cinta adhesiva debido a su
actitud violenta. Éstos sí que me chivan entradas de diccionario, de las que
unen una percepción con algún gesto de sorpresa o indiferencia. Y es que para
gustos, los transportes. Hoy pueden venderte mediante subasta el Rolls-Royce
Silver Shadow de Freddie Mercury, o coches que se enchufan a la red eléctrica.
CO2 o avance, ambos bajo las notas musicales de un We will rock you tocado por los originales. O de un Resistiré almodovariano, antecedente
directo del "ficcionado" videoclip de las cantantes rusas Serebro que
aquellos agentes de Cerdanyola versionaron meses atrás bajo la óptica de la
irresponsabilidad y el mal ejemplo. Pero donde estén los acordes de Loles León,
Victoria Abril y Antonio Banderas, que se quite Mama Luba. Porque su junco poliniza en mis recuerdos con el sabor
dulce de unas ruedas que caminan por La Mancha, bajo gigantes literarios que
muelen humildad y alimentan ilusiones de resistencia. Porque me gustan más los
coches de nuestro cine que los de esa caja cada vez más plana que sólo nos
enseña amasijos de hierro. Porque en el celuloide los accidentes de tráfico no
son la octava causa de muerte a nivel mundial. Ni en él fallecen más de 1.300
personajes al año al circular por vías interurbanas, con suerte sólo algunos
malos. Porque en él Sainz no hubiera abandonado el Dakar en Arica-Calama por
problemas mecánicos. Y porque me permitiría viajar a Girona o Francia en menos
que canta un gallo, que ave es también. Mejor trago, ahí mi respuesta. Pero
palomitas. Javier de Matrice.
domingo, 6 de enero de 2013
LA GUINDA
Hoy toca parlamento verderón. Arrancaré verde y cerraré
gritón. La culpa, de Melchor. “¿A que no sabe en qué se parece el ombligo de
una mujer a la estación de Atocha? En que debajo está Delicias”. Perplejo me quedé. Me lo preguntó el pasado viernes el
mismísimo rey mago en un autobús de la ciudad complutense. Gracioso era, pero
singulares el lugar, la goma en sus orejas y la poca rectitud religiosa del
mago canoso. Si a esto le añadimos lo traumatizados que andaban los niños de
Carabanchel al oír que Baltasar no saldría este año, y que ya conocemos los
nombres de los primeros bebés del año, a mí que me entierren ya. Y tan a
gustito. No necesito saber más. Como diría una vecina manchega mía, el panorama
está “más negro que los testículos de un borrico mohíno”. Qué razón tiene. El
estuoso euro por receta de la Comunidad de Madrid, el sueldazo de Cospedal, el
enchufismo que presuntamente cometió José Luis Baltar para asegurar su herencia
política, el escopetazo de salida a quemas a lo bonzo por deudas, el temor ante
la posibilidad de que el Gobierno pueda poner más límites al Plan Prepara,
huelgas en Metro de Madrid que escuecen a muchos y no se sabe a quiénes curan,
etc. Y entre tanto surrealismo anclado en la más pura y desgraciada
cotidianidad, amén, Jesús. Llega Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, con sus
renglones sobre la fatídica libertad de elección sexual. Encomendados quedan a buscar el fruto de su
reciente reflexión sobre un tema tan manido y de tan vital importancia en los
tiempos que corren. A eso lo llamo yo arturmasismo.
El acercamiento a lo que de verdad importa. Dicho con ironía, claro está. ¿A
quién le interesa que en la cabalgata madrileña de este año hubiera un
espectáculo en honor al Ángel de la Anunciación? ¿Lo hay en todas las
cabalgatas de nuestro país? Arturmasismo
mío. Lo que importa masivamente es la enmienda a la jodienda, que ahí sí nos
picamos y damos vidilla a la antiquísima moral religiosa. Auténticos
comunicadores, Señor. De su palabra y de los de la información como ciencia. Religiosos
y hacedores de polémica. Dos en uno. Y aquí incluyo a Juan Antonio Reig Plá,
obispo de Alcalá. De ahí el plural. En El
gran azul (1988), cinta de Luc Besson, Jacques y Enzo competían por ver
quién duraba más tiempo debajo del agua sin respirar. Esta carrera, en cambio, ¿la
ganará Córdoba o Alcalá de Henares? ¿Quién nos dará más titulares de gelatina?
Quizás aquí la autocrítica también sea crucial –nunca mejor dicho-, pues ya se
sabe que dos no riñen si uno no quiere. De cualquier modo, deseando estoy de
que llegue La religieuse de Guillaume
Nicloux a Francia y España. En pomaditas pienso que no son para mí. Y lo digo
lanzando el gritó que prometí al principio. ¡Platicad con las patenas! Javier de Matrice.
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SOBRE MÍ

EN TERCERA
Javier G. Cobo, nombre real de Javier de Matrice, nació en Madrid en 1982. Periodista digital y Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid (2000-2005), ha sido becario de realización en Telemadrid y ha trabajado como redactor/presentador en Localia Fuenlabrada Televisión (2006). Su experiencia en radio pasa por la redacción/locución de los Servicios Informativos de Radio Complutense -107,5 FM- (2000-2004) y por la realización de crónicas y cuñas puntuales para Cadena Ser Madrid Sur. Es también diplomado en Arte Dramático por Metrópolis c.e. , y ha sido dirigido en teatro por Tina Sainz (preproducción de Nuestra Ciudad, 2004), Pilar Vicente (La tienda de los horrores, 2009), P. Moraelche (Bésame, tonto, 2010), Javier Delgado (El enfermo imaginario, 2011), Patricia Chávarri (El Rey Sol, 2012) y Alfonso Gómez (¡Usted es Ortiz!, 2013). Es asimismo autor de Los calostros de la Gachosa (teatro breve). En televisión ha colaborado como actor en programas como Cyberclub, La Nuestra o Sucedió en Madrid (Telemadrid, 2005). Actuaciones en cine [cortometrajes]: Así fue (Julia Gangutia, 2013), Ni siquiera Descartes (Trinidad Sánchez y Daniel Lavín González, 2013), Nada sin mí (Rodrigo Delgado y Jorge Escudero, 2013) y Extraterrestres generosos (Trinidad Sánchez, 2013). Actuaciones en web series: Sayón (The Executioner), dirigida por George Karja (2013-2014).
Contacto: javierdematrice@gmail.com